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La más maravillosa de las maravillosas historias de amor (capítulo 5)

Publicado el 26 octubre 2014 por Pablo Ferreiro @pablinferreiro

La más maravillosa de las maravillosas historias de amor (capítulo 5)

La más maravillosa de las maravillosas historias de amor (capítulo 5)Tardé mucho en escribir el qué creo es la parte más importante de un amor. El comienzo, cuando creemos que nuestro sentimiento se vuelve recíproco, cuando el otro también nos ama. A veces ese momento nunca llega. Diría yo que en la mayoría de los casos pasa eso, miles de compañeras de viaje en trenes, compañeras del secundario, todas esas que pasan caminando por la puerta de nuestra casa. Allí el amor existe igual, salvo que lo guardamos en una alcancía en la mesa de luz y lo miramos cada tanto cuando nos sentimos muy solos.Luego del episodio de la puerta de la casa de la Vir pensé que este iba a ser uno de esos casos en que me pasaría la vida imaginando tardes en la plaza, manos indiscretas y confesiones. Gracias a Dios no fue así, fue mejor. El camino que se recorre va más allá que cualquier amor imaginario.Eterna era la tarde del domingo. La abuela escuchaba a Lolita Torres, yo resolvía un crucigrama. Carmela juntaba bichos bolita en un frasco de membrillo. Esos tachos redondos con dibujos que tan lindos quedan de macetas. Palmearon en la puerta, yo pensé que eran los evangelistas puesto que todo el mundo que venía a casa sabía que respondíamos únicamente al golpe de la puerta.Me puse el shorcito de racing y abrí la ventanita del costado de la puerta. No había nadie. “La reputa que los re mil parió”, exclamé al aire. Había sin embargo algo que no había notado, un papelito debajo de la puerta.  No, no era un volante de volquetes, era un pedacito del cuento que la vir me había tirado por la cabeza. Con letra temblorosa pero clara decía:“El helado me hace doler los dientes, te acepto una cerveza. Los miercoles llego temprano de la facultad. Te espero en el barcito frente a la plaza.Vir.Pd: Si tenés algo escrito llevalo que esta vez por lo menos veo el titulo”Todo floreció, la sonrisa no se me iba de la cara, Lolita gritaba “que te lo juro yo”. Carmela lloraba porque se había cortado con el filo de la lata de membrillo. La vida volvía a ser justa, volvía a creer en dios. En un Dios peronista  y de Racing.

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