La más maravillosa de las maravillosas historias de amor (capitulo 6)

La más maravillosa de las maravillosas historias de amor (capitulo 6)

¿Que escribir? Seguir robando a otros autores era el camino fácil. Pensé en Carmela, los nenes son creativos, pero ella estaba muy ocupada atormentando a un perrito al que cada tanto le dejábamos fideos en la puerta. Cuento corto, ahí esta. Un poquito de maquillaje, un personaje fuerte, tal vez con pena, un final raudo y una fracesita interesante:
“Lorena y Matías estaban enamorados. Él no se creía suficiente para ella y tenía miedo, ella se creía más que él y tenía miedo. Se encontraron en un tenemos que hablar. Dijeron que iban a cambiar cosas y lo hicieron. Unos meses después se dieron cuenta que no era suficiente y se separaron. Ahora Lorena sale con un tipo para el que no es lo suficientemente buena, Matías es acompañado por una piba que no vale lo que él. Ambos son otros, ambos son infelices. El problema fue no pensar en el otro sino en ellos, no van a tener otra vida para sanarlo, perdieron la oportunidad para siempre”
Lo escribí en una servilleta modernosa que traía recetas de comida escritas, cosas que compraba mi abuela. Yo digo que le hacía mal ver a Mirtha Legrand, ella la mira para criticar lo que comen, no importa. Llegó el miércoles, calor que derrite la brea de los intendentes oportunistas. En el conurbano había olor a sol y jazmines. Traspiré como era de esperar. De paso Ana María me reclamó los 5 pesos del traje de Carmela. Llegué al bar, era una pizzería de 3 por 10 pesos. Beso, beso ,silencio, el relato sirve de disparador:
-Tenés una visión bastante triste del amor. Pero por lo menos hablas del tema.-No le cuentes a los muchachos.-ya se, ya se, ( ríe)-¿Te gustó?-No parecías tan inseguro empujándome en la calle o diciendo adelante de mi viejo que me amabas o preguntándole a Noelia por mí.-Sos mala.-Malo es Racing.-No escuche nada-Y Perón.-Alguien averiguó cosas parece.-Una chica no tiene memoria para esas cosas.-Acabas de decir una boludez.-Acostumbrate.-Me gustás más- Despacio.
Esto fue lo más importante de la charla. No aburriré con consideraciones climáticas, arquitectónicas. Luego de dos cervezas con manices correspondientes. Caminamos un poco, ella se rompió una de sus chatitas. Nos separamos unas cuadras antes de entrar al barrio por el que dirán y porque Matìas no iba a estar muy contento. Nos saludamos con un beso en la mejilla y quedamos en repetir.
Volví a casa. Carmela estaba escondida porque había roto un pedazo de pared. La abuela tenía un rosario en la mano.
-Tu viejo, Falleció.-¿Carmela sabe?-Por eso habrá roto el revoque.-La puta madre.-¿El revoque? Lo llamo al paragua.
La vieja puso un disco de Nelly Omar. Yo me fuí a hacer tramites, avisar a familiares, pero principalmente hablar con Carmela.  
-Estas bien?-Papa no va a volver nunca más no ?-Va a ir al cielo. Quedate tranquila. -Nop, la gente mala no va al cielo. Pobrecito.
Lloró un poquito y se durmió conmigo que lloré cuando ella se durmió. Al otro día le puse un vestidito, vestimos al oso y fuimos al velorio. Lo mandamos al lado de mi vieja en un nicho que pagaba la abuela. A mi no me hacía gracia, ustedes se imaginarán que uno no termina de despegarse nunca de algo que está tan a la intemperie , que obliga a visitarlo y recordar. Prefería cenizas, pero que va a hacer, los gallegos son los gallegos y tienen sus muertos. Yo creo que si pudiera, mi abuela lo enterraría en mi casa y el curita vendría todos los domingos. Todo lo de Virginia pasó a un segundo plano por un momento. Le pido perdón si traigo a usted un recuerdo de mierda, no es la intención. Le juro que si pudiera obviarlo lo haría, pero tiene que ver con un todo. Si su muerto es reciente le cuento que estas cosas pasan y el tiempo nos deja en paz, hay que cumplirles en vida. Después uno se queda con la mejor imagen posible. La mía era la de el mateando, mirando a la acade con un cigarro en la trompa. La imagen de su rostro desfigurado, inerte, perdura solo por curiosidad y por gajes del oficio de escritor. Ah, murió en una pelea a puño limpio, contra un tipo que le discutió a Maschio (volante de Racing campeón del mundo para algún caído del catre). Murió en su ley.
Bueno pibe hacela corta y contá porque que se muera tu viejo está dentro de la maravillosa historia de amor. Bueno, la cosa es que como vivimos en un barrio del conurbano al otro día todo el mundo sabía del fallecimiento: El viejo Macías, Ana María, los pibes de la esquina, el maderero, la señora Saturno , el bancario y por supuesto Virginia.
Caminaba yo de vuelta al hogar cuando me la cruce a ella. Andar decidido, vestidito de flores, vincha. Me abrazó, y nos dimos nuestro primer beso. Corto, efectivo, justo, equilibrado, filmado. ¿Porque me beso? Las mujeres deciden, me costó 40 años y varias relaciones arruinadas darme cuenta, no crean que siempre fui un pistola. La emotividad y el horizonte alcanzado no me dejaron analizar tanto, pensé en la pena que habrá sentido, bienvenida la pena si vale un amor o un beso semejante. Hay momentos que nos marcan y son importantes para contárselos al psicólogo: me agarró de los cachetes (de la cara) y disparó:
-Contá conmigo.
Se fue como si no se hubieran estrellado 2 satélites contra el cometa Halley. A estudiar o a hacer un trabajo, no se, estaba nublado. LLegué a casa y Carmela había hecho muchos dibujos del velatorio. Uno en el que estábamos papa, mama, la abuela, ella, Peron y yo. Le hice cosquillas,  me disfrace de monstruo y jugamos. Ana María pasó a dejar el traje y a decir que no le debía nada, Viva la pena. La abuela miraba a Nini Marshall mientras hacía fideos caseros. Dormí lleno de aire. Dios te quita, Dios te da.