De primaveras
Las ubres llenas, de suculentos aceites
Oreada en fulgores, de perlas y corintos
la nívea primavera
despunta, en opulentas galas,
de sus labios, copeamos las mieles
aguamiel, de sus vergeles.
Emerge, del atesorado suelo
la broncea, el inmenso cielo,
en tonos atrayentes.
Benjuí que cura,
con sus trovas alegres,
que disipan las penas,
nos refrescan sus vienes,
con sedas bruñidas,
que el helor no hiere,
con el cariz lírico,
que cae de su frente.
¡Y el gualdo, deseoso en amarle!...
¡La rosaleda!;con su perfume lo envuelve;
la enloquece con sus rayos,
cuando en ella se entretejen;
y el manso airecillo
en ella se mece,
los pajarillos alegres
a sus portillos asoman
y al ver a la hermosa
sus afanes se conmueven.
Llenas las ubres,
de suculentos aceites
se amamantan las aves,
y sus gorjeos, nos guarecen,
rondando el sentido
de andantes y oyentes;
con su aliento deshiela
el helor de las hieles,
en aretes sonoros
que sus sienes desprenden.
Carmen Silza