Revista Diario

Libertad...

Publicado el 08 mayo 2012 por Hada

En el primer mundo nacemos en un hospital donde a nuestra madre la tumban boca arriba, siendo ésta la peor posición tanto para el feto como para la parturienta. Luego, nos arrancan de su lado y comienzan a ficharnos para tenernos bien controlados. Libertad...

A los pocos días nuestro padre corre hasta el registro civil para continuar fichándonos con mayor lujo de detalles. Libertad...

Nos visten como mandan los cánones. Nos alimentan con aditivos, conservantes, colorantes y otros "engordantes" cuyos efectos podrían ser nefastos para nuestra salud. Libertad...

A los 4 años -si no antes- nos obligan a escolarizarnos donde nos enseñan la historia que escribieron los vencedores, además de todas aquellas disciplinas que no suelen aportarle al individuo casi nada, pero que sí le sirven al sistema para continuar esclavizándonos y llevándonos por donde "ellos" quieren. Libertad...

En la infancia nos regalan el reloj de pulsera para hacernos creer que somos dueños del inexistente tiempo y también nos endosan nuestro primer teléfono móvil, para que no notemos lo localizados y localizables que nos tienen, estamos y estaremos. Libertad...

En la adolescencia -si no antes- algún familiar directo nos regala nuestra primera libreta de ahorros con nuestra también primera tarjeta de crédito e, incluso, le sonreímos al cajero del banco cuando nos da los billetes. Somos tan ilusos que pensamos que el dinero existe cuando en realidad, lo único existente es la deuda contraída con las entidades bancarias y prefabricada por ellas. Libertad...

LIBERTAD...

A partir de los 18 metemos un papelito en una urna cada cuatro años y nos hacen creer que de este modo elegimos a quienes nos gobiernan. Libertad...

Pagamos impuestos por comer, por beber, por movernos, por un techo, por vestirnos, por enfermar, por curarnos, por casarnos, por divorciarnos, por nacer y por morir. Libertad...

Ya adultos, estudiamos en los centros oficiales, universidades del mañana y academias del saber que, sin embargo, los grandes genios de la humanidad o no pisaron jamás o abandonaron espantados. Libertad...

Durante los siguientes 40 o 50 años trabajamos un mínimo de cuarenta horas semanales para "disfrutar" de un techo propio en nuestra vejez, de una pensión escuálida y casi casi anoréxica y de, con suerte, un nicho en propiedad o, en su defecto, una bonita urna crematoria. Libertad...

Creo que la paladeo sólo por el bosque. Sólo entre árboles, arbustos, senderos y brisas, logro paladearla de vez en cuando. Por eso, cada día, rezo por que todo reviente lo antes posible y por que los supervivientes a dicha hecatombe puedan volver a sentirse libres cuando, en un recodo del camino, su mirada se cruce con la de una liebre que, como ellos, lucha, simplemente, por mantener su verdadera y auténtica... libertad.


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