Líneas

 Domingo,primeros pasos del mes de diciembre ,el último cartucho de un 2013 que para quien suscribe no ha sido particularmente fácil a ningún nivel ,aún así trato de ver la botella medio llena ,tampoco es cuestión de dejarse llevar por la negatividad como un afamado escritor ruso al que todos conocen como el autor de Lolita.El lector que es muy despierto sabrá que estoy hablando del gran Navokov del cuál he leído una colección de relatos cuyos protagonistas acaban muriendo en todo tipo de circunstancias.Después de explorar sus páginas ,las cuales me dejaron un regusto amargo,fui en búsqueda de Chejov un tipo bastante más optimista que el anterior del que he devorado una colección de cuentos cortos editados por una editorial valenciana llamada Pretexto.Dicho acercamiento a los escritores rusos me ha servido para desconectar de los textos tecnológicos que me han acompañado durante once meses.Llevado por la avidez lectora y una vez metido entre literatos rusos,recordé una vieja recomendación de una obra que muchos consideran clásica ,se trata de Ana Karenina ambientada en la alta sociedad rusa.Tolstoi no me ha parecido fácil de leer ,aunque mucho más digerible que muchos manuales tecnológicos.Si algo me queda claro es que el vodka no es un invento moderno y que los escritores rusos no son gente optimista que invite a ver la vida de color rosáceo.Nada que ver con un libro que me recomendaron hace mucho tiempo llamado El Secreto ,uno de esos manuales de autoayuda que insiste en sus páginas que sí uno desea mucho las cosas estas suceden ,después de leerlo he llegado a la conclusión de que por mucho que un servidor quiera cambiar las cosas ,solo con pensarlas no basta.Ni el mundo es tan triste como insisten los clásicos rusos ,ni tan rosáceo y maravilloso como insiste la autora del secreto cuya obra ha hecho mejorar su economía ,cuestión que a buen seguro le hará ver las cosas positivamente.Hay lecturas que hacen ver que la vida no es sólo blanco o negro.Hay obras que pueden hacer cambiar el ánimo con Navokov puedes deprimirte ,con Chejov y Tolstoi desconectar de la rutina y con El Secreto entender que para ser feliz ,no tienes más que desearlo ,pensamiento mágico, sin duda con un toque ingenuo muy comercial ,después de leer El Secreto creo que debo ir a meter la cabeza en el congelador, los creativos lo recomiendan y los sicólogos no,nunca un libro me dejo tan desasosegado...Será cuestión de releer El Ulises de Joyce.