Luna llena… de luz

Me gusta mirar la luna llena, Hada Mágica!

Hoy, de nuevo, la contemplaba en silencio y, sabes? Pensaba en ti y te veía paseando bajo su mágico influjo, arreglando con cariño la habitación de tus niñas y, a ratos, leyendo plácidamente en tu balancín en el bosque encantado, por ti! Cuánto da de sí una luna llena cuando tienes el corazón lleno de amor!

Después la he mirado más detenidamente y en su superficie redonda e iluminada he descubierto, como tantas otras veces, tu propia y adorada piel y su aterciopelada textura, tus bellos ojos claros en los que se reflejaban los míos, tus manos suaves y estilizadas sintiendo la nueva vida que pronto estará aquí! Y me he sentido feliz, sintiéndome junto a ti y compartiendo estos bellos retales de tu vida sosegada, aunque sea ahora en la distancia… y no tomándonos firmemente las manos, como desearíamos los dos!

Pero luego he seguido mirando… y me he visto a mí mismo en tu corazón!!!

Seguramente esa luna radiante que periódicamente se nos llena, nunca había estado tan llena para mí! Quizás porque ahora está silenciosa como tú, porque está vacía de palabras vacías… y en ella solo queda lo esencial, su propia luz, que ilumina hasta la noche más oscura!

Y es que, tras la oscuridad, siempre llega la luz, como en mi Alma… donde ya siempre estás tú, mi hada! Y en mi luz, ya siempre hay y habrá paz y amor… para ti!

Allí fuera, día a día, la luna va menguando. Cierro mis ojos y siempre hay ya luna llena en mi corazón… simplemente porque estás tú, mi Hada!

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