Revista Diario

Mala tarde de pesca

Publicado el 13 octubre 2010 por Bloggermam
Mala tarde de pescaNunca se sabe cuando una situación placentera puede dar un giro inesperado y convertirse en una experiencia desagradable.
Ayer por la tarde mi mujer, aficionada a dar de comer a los peces (algunos llaman a esta actividad pescar), me convenció para pasar la tarde lanzando la caña.
Es ella la que pesca, yo he desisitido de practicar tal actividad en el mar por autoconsiderarme un peligro: tengo una extraña habilidad para romper la línea al lanzar y convertir el plomo en un proyectil que sale despedido paralelamente a la orilla sembrando el pánico en la playa. Sólo la casualidad ha hecho que hasta la fecha que no haya lastimado a nadie.
La tarde, como decía, discurría de forma apacible, apenas una docena de personas caminaba por la orilla, yo pasaba el rato disfrutando del sol en un duermevela sobre la arena y mi mujer disfrutaba de sus lanzamientos.

Mala tarde de pesca

Pez Torpedo

Mala tarde de pesca

Pez Araña

Y por desgracia empezó a pescar. ¿desgracia? Sí, desgracia. En primer lugar sacó un pez torpedo (no, no es imitación de Chiquito de la Calzada) de casi un kilo que daba unas descargas eléctricas bastante molestas. (A mi no porque soy hijo de un electricista). Después sacó un pez araña (cuya picadura puede ser muy peligrosa) y cuando éste le clavó dos espinas en el pulgar de la mano derecha...dejó de pescar y empezó a doblarse de dolor pero con más arte que el menda del vídeo al que también le picó uno. Y menos mal que no pescó más, porque de haber continuado estoy convencido de que habría sacado del mar un inspector de hacienda, a Rambo con dos ametralladoras y un submarino nuclear en posición disparo.
Los que conocen al pez araña saben que la picadura puede llegar a ser incluso mortal. No hay antídoto contra el veneno y los insoportables dolores no se cortan ni con morfina. Nosotros por ignorancia lo desconocíamos, ahora no.
En 10 minutos estábamos en el hospital de Benalmádena, dónde le atendieron de maravilla, mientras yo disfrutaba de una tortuosa espera en la que me dediqué a usar el móvil para buscar en Google las habilidades del pececillo de los cojones. De paso aprovecho para recomendar al que vean, como yo, conectado a internet en la sala de espera le metan un pez torpedo por la entrepierna para evitar que se lleve más sustos de los necesarios. Lo primero que leí es que la picadura del bicho es letal, luego me acordé de los ancestros del que permitió ese titular y tras leerlo con más calma me fui dignamente a llorar al baño.
Afortundamante, a la hora y media un agradable médico que hablaba con un acento andalú de nivel nueve que haría necesario subtitularle si sólo sabes castellano, me echó la bronca por no saber lo que era un pez araña y me explicó que a mi mujer no le iba a pasar nada, salvo que le iba a doler mucho la mano durante varios días.
Una hora después nos fuimos del hospital con calmantes como para dormir a Godzilla con dolor de muelas, dolorida ella y acojonado yo, pero con la suerte de poder reírme del accidente de pesca. En el momento que escribo esto tiene el dedo como un pimiento choricero por la inflamación (que le llega a medio brazo) y un dolor que ella soporta porque está hecha de otro material distinto al mío.
Con esto quiero aprovechar para dar un toque de atención a todos los que se acercan a disfrutar de la orilla del mar. Mejor meterse al agua con unas zapatillas de agua y procurar no andar escarvando en la arena, no sea que te claves sin darte cuenta un pez araña, porque te los puedes encontrar en la misma orilla.

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