Hace años, cuando las cosas no iban como ahora, cuando trabajaba por cuenta ajena 16 x 7 x 365 (con una disponibilidad obligada de 24 x 7 y 40 horas semanales en tu nómina) alguien me preguntó qué era lo que quería hacer con mi vida. Mi primera respuesta no fue suficiente, y me dijo algo que me hizo pensar en el título de este artículo: quiero escribir.
¿Cómo llegamos hasta ahí?
¿Escribir es lo que quiero?
Antes de ver qué me hizo llegar hasta aquí, hay que hacerse más preguntas. Yo, David Olier, estoy escribiendo estas líneas mientras me lamento por no poder escribir. O, mejor dicho, mientras decido que durante un tiempo no volveré a hacerlo.
¿Es escribir lo que quiero? Sí. Me encanta escribir, me encanta crear mundos y me cuesta centrarme en una sola idea. He escrito más de 100 relatos, he publicado unos 50 y he escrito dos veces la misma novela. Una novela que ahora mismo dejo aparcada hasta que llegue un momento en el que… Os lo cuento ahora.
¿Quiero escribir o… quiero comer?
En el año 2014 me planteé un reto y unas fechas. El reto: escribir y vivir de escribir; con una fecha de entrega irreal: ingresar algo en 2016 y algo decente en 2017.
Para el año 2018 ya sabía que el objetivo monetario no era real. Quiero escribir, repito, pero también necesito comer. Una novela, una buena novela, podría haber hecho que mis circunstancias actuales fueran ligeramente distintas. Pero no se puede publicar una novela sin saber escribir.
No se puede publicar una novela sin saber escribir
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Y yo, aunque era un lector voraz y un escritor novel con ciertas posibilidades, no sabía escribir. No podemos pretender que el proceso de aprendizaje dure lo que tardamos en escribir la primera novela (yo llevo 4 a mis espaldas), así que yo mismo me dije que el proyecto escritor sería a largo plazo.
Lo que nos lleva a hoy, 19 de marzo de 2019 (aunque leerás esto dentro de 2 días). Día del padre y cumpleaños de mi mujer.
¡Quiero comer!
Aunque hago muchas cosas por mi familia, la realidad es que el dinero es un mal necesario. Además de escribir, también me dedico a esas otras cosas que empecé a hacer cuando decidí que quería escribir: diseño de webs, formación, formación a empresas, webs de afiliación…
Cosas mundanas que tienen dos objetivos (o 20, depende de si me dejáis hablar durante 10.000 palabras o durante 1.000): enseñarme cosas nuevas y darme dinero.
Mamá, quiero escribir y comer a la vezAdemás, ahora hay un motivo extra por el que necesito ese dinero. Un motivo que os contaré gustoso la semana que viene y que me obliga a buscar fuentes alternativas de ingresos.
Y no, no es porque me rompa la mano o esté en el hospital una vez cada mes. O no del todo :P.
¿Escribir y comer?
Conozco muchos casos de éxito de escritores que comen de sus letras. Escritores que ingresan de sus libros lo suficiente como para dedicarse solo a escribir libros.
Pero son escritores (o mejor dicho, escritoras) que llevan una cantidad de años muy elevada en esto y que han tenido algún gran éxito que las mantiene.
Yo, de manera consciente, ahora voy a tomar la decisión contraria a la que tomé hace 5 años. Sí, quiero escribir, pero no, no voy a seguir escribiendo. Al menos hasta dentro de uno o dos meses. Hasta que vea que mi cuenta de ingresos pasivos supera cierto umbral.
Está cerca, está muy cerca, pero todavía no ha llegado.
¿Cuál era la pregunta que me llevó a escribir?
Puedes pensar que he utilizado un truco muy sucio para traerte hasta aquí. La realidad, puedes creerme o no, es que este artículo se me ha ido de las manos. Pretendía escribir solo 500 palabras y he tardado más de eso en llegar hasta lo que quería contarte.
No ha sido premeditado, lo juro, es solo que este es un artículo 100% personal. Sin SEO ni mierdas de esas, solo un artículo en el que quiero desahogarme un poco.
La pregunta que me hicieron en mis horas más bajas, esa pregunta que me llevó a tomar la decisión de que quería escribir, fue muy sencilla. ¿Qué harías si tuvieras todo el dinero que necesitas? No hablamos de 1 millón de euros. Hablamos de una cantidad obscena de dinero. Una cantidad de dinero que sacaría a la luz esa actividad que harías porque sí, no porque tienes mil y una preocupaciones que te llevan de aquí para allá.
Yo, cuando me planteé en serio la cuestión, después de divagar sobre viajes, deportivos, viajes al espacio y demás, decidí que quería escribir. Si no tuviera preocupaciones, si no tuviera que ganarme el pan de cada día, dedicaría mucho más tiempo a escribir del que dedico.
Porque si quito el ruido del mundo, quiero escribir.
Si quito el ruido del mundo, quiero escribir
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El ruido del mundo
Incluso aquellos que tienen unas ventas que les permitirían vivir de lo que escriben, tienen algún otro trabajo. Profesores, correctores, escritores fantasma…
Nunca hay que olvidar las dos patas que ayudan al que quiere escribir a sostener su vida: formación y dinero. De aprender ya hablamos hace tiempo, toca hablar del dinero.
El que piense que por querer escribir, o por escribir, ya tiene el trabajo hecho… debería plantearse ganar la lotería. Vender libros no tiene nada que ver con escribir, y vender libros malos porque no se sabe escribir es terrible para la imagen de cada uno. Así que hay que asumir que, al menos al principio, no se va a ganar un euro por escribir. Es más, se pierden. Los euros, escribiendo, se van por el sumidero.
Todo ser humano necesita alimento, cobijo, comida y algo de ropa para subsistir. En un mundo como el que vivimos, esas necesidades se amplían todavía más con internet y ciertos servicios que creemos indispensables. Si tú también dices quiero escribir, piénsate muy bien cuál va a ser tu plan para conseguirlo.
Piensa en qué quieres lograr en tu vida y luego actúa en consonancia
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El mío fue agotar una indemnización, el paro y parte de mis ahorros. Luego enriquecí ese saco de dinero con trabajo propio y ahora ese trabajo se ha comido a la escritura (al menos por un tiempo). Porque, no me avergüenza decirlo, necesito el dinero.
¿Cuál será el tuyo?
En definitiva
El artículo se me ha ido de las manos, como decía. Yo había venido aquí para decirte por qué quiero escribir y he terminado contándote mi vida entera.
Lo que sí puedes es sacar varias cosas importantes sobre la vida de un escritor. También deberías sacar la clave de la felicidad o, al menos, la clave para poder mirar tu vida con la perspectiva suficiente como para decidir si quieres escribir, hacer macramé, montar un puesto de perritos calientes o ser un broker de Wall Street.
Eso sí, piensa en qué quieres lograr en tu vida y luego actúa en consonancia.
La entrada Mamá, quiero escribir se publicó primero en El Rincón de Cabal.
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