Mi abuelo Claudio

Por Hogaradas
De mi abuelo Claudio, Papaitнn, como todos lo conocнamos, recuerdo pocas cosas, entre ellas, que le gustaban las corridas de toros, jugar al dominу y mojar la salsa de las latas de los mejillones en escabeche. Cada vez que pienso en йl vienen a mi memoria dos imбgenes, una, la peor, la de mi prima Mari Nieves viniendo al patio del colegio a notificarme la mala noticia, ya era la segunda en demasiado poco tiempo, y otra, la de mi prima Marнa Isabel, en la cocina, con Omar entre sus brazos, su primer y ъnico biznieto, y a mi abuelo feliz y orgulloso de conocerlo y recibirlo, cuando la vida se le escapaba de entre las manos.
Pero a pesar de mis escasos recuerdos, solamente los que con el paso de los aсos he ido escuchando aquн y allб de unos y otros, siempre ha sido mi ejemplo a seguir, y estoy segura de que su mejor herencia ha sido esta sangre de persona luchadora y emprendedora que, afortunadamente, corre por mis venas.
Me cuentan algo de lo que sucediу entonces, un momento en el que se quedу solo ante el peligro, haciйndose cargo de un negocio en el que puso todo su empeсo por sacar adelante, afrontando la difнcil situaciуn y saliendo de ella airoso y con la cabeza bien alta, esa que solamente las personas honradas y de buen corazуn saben mostrar como ninguna otra.
Cuando abrн el mнo propio utilicй algunas de aquellas cosas que mi madre habнa guardado y que habнan pertenecido en su dнa al suyo, al que pasу de manos de mi abuelo a las de mi madre “La Cooperativa”, asн que muchos aсos despuйs el espнritu emprendedor y luchar de mi abuelo me acompaсaba con la forma de libretas, cuсos, pisapapeles, pequeсas carpetas, un abrecartas…
Asн, rodeada de todo lo suyo fue como tuve la certeza de que todo irнa bien, porque contaba con mi ilusiуn, mis ganas de trabajar y de salir adelante, y ademбs con todas aquellas pequeсas cosas que mirбndolas dнa tras dнa me recordaban lo orgulloso que mi abuelo estarнa de mн si lo consiguiera.
Ayer recibн un correo electrуnico que fue el que me animу a escribir esta hogarada, y a dedicбrsela a Papaitнn; quien me lo escribнa no me conoce de nada, pero alababa mi trabajo, йste que me ocupa ahora, la segunda aventura de esta emprendedora (adoro este adjetivo), a la que lleguй obligada por las circunstancias adversas que vivimos desde hace ya demasiado tiempo, en un intento por no tirar la toalla y volver a tener la ilusiуn puesta en salir adelante, una vez mбs, aunque con este nuevo complemento a mi trabajo habitual, tan cerca y a la vez tan alejado del mismo.
En este viaje sigo teniendo la compaснa de mi abuelo, porque fue en una de sus pequeсas libretas en las que se comenzу a fraguar el itinerario a seguir, y es esa misma libreta la que me acompaсa dнa tras dнa con mis anotaciones.
Cuando leн el correo electrуnico de ayer lo primero que pensй fue en йl, en lo orgulloso que estarнa de mн y en lo contento que se pondrнa ante mi alegrнa, porque cada paso adelante, aunque pequeсo y sin prisas es un poco suyo tambiйn, al igual que cada una de estas Hogaradas lo es de mi tнo Victorino, quien tanto me ayudу y animу con mi aficiуn por la escritura.
Dos hombres y sus recuerdos, el legado y la huella que “La Cooperativa” y toda la historia que hay tras ella han dejado en mн, mi admiraciуn por mi abuelo, un hombre emprendedor, luchador y valiente, y mi eterno agradecimiento por servirme de ayuda para levantarme una y otra vez, cuando alguien intenta tirarme, o cuando la vida es quien casi consigue hacer que me caiga.