MI JEFE
Estoy mirando a mi jefe. Sus ojos enanos y sus enormes cejas llenas de crines negras y blancas se entrometen en mis sueños convirtiéndolos en pesadillas. El imbécil del contable me dijoque en el fondo estoy enamorada. Casi mordí la taza de café al oírlo. ¡Pero si cuando oigo su voz es como si me tiraran un listín telefónico a la cabeza! ¡Maldita la hora en que ascendí de puesto!. Esto me obliga a compartir oficina con él. Y para colmo, hoy con las prisas no me he puesto el sujetador y la pava de Dori no hace más que recordarme que apague las largas. Lo raro es que hace un calor de cojones y no está el aire acondicionado encendido.
Torcuato González Toval