Revista Talentos

Miedo y deseo

Publicado el 15 agosto 2015 por Isabel Topham
Nos solemos asustar más por los síntomas que PODEMOS tener que por la propia consecuencia. Por ejemplo, y tal y como he visto este año en mi carrera (y quiero compartir en este blog cultural, ya que lo veo interesante) y editado por TeleMadrid, un vídeo- documental que tiene por título "Epidemia del miedo" siendo su tema ese mismo, el cual iba sobre la meningitis y la "falta de vacunas" que hay en un país para curar a todas las personas que padezcan esta misma enfermedad. En otras palabras, antes de alarmarnos en creer que padecemos esta enfermedad, habrá que saber qué es para afrontar con seguridad la situación; sin tener tampoco que esperar a lo peor para buscársela al problema. Por otro lado, y en cuanto a la actualidad y los "problemas" tanto políticos como económicos que podemos estar sufriendo a nivel nacional, refiriéndonos de lleno a la supuesta crisis económica, la cual está ahí (o eso decimos y nos lo intentamos creer) pero nadie lo tiene en cuenta para plantear las posibles soluciones, y cuando alguien pide ayuda pensando por todos ignoramos por completo. Esto me hace pensar que, hasta que no nos vemos con la soga al cuello no movemos un dedo.
Siempre nos asustamos sin ni siquiera saber qué nos pasa antes y, por consiguiente, hacemos de un granito de arena una montaña gigante. Al igual que, solemos elegir "inconscientemente" el miedo antes que el dolor, sin tener en cuenta si de verdad merece la pena. Al fin y al cabo, el dolor tan sólo es un segundo, y el miedo puede ser toda una vida. Ahora bien, ¿de verdad, es preferible arriesgar toda una vida por salvar un solo segundo de ella? No obstante, y siguiendo con lo anterior, en la mayoría de los casos, tiene un mayor porcentaje la cabeza. Me explico, si piensas que tu problema es grave, será grave. Es tan grave como tú quieres que sea. Tan sólo depende de cuánto le prestes de atención al momento en cuestión, ya que la importancia viene de la mano de la atención que se le preste… y, la atención hace definitiva la creencia en ello. Por ejemplo, si te das sin querer un golpe en el dedo pequeño del pie con una esquina del mueble te duele; y, para que te deje de doler, te doy un puñetazo en el brazo derecho… te empezará a doler éste, sin apenas acordarte del dolor del pie. Por lo tanto, más que un problema "físico" suele ser psicológico.
Sin embargo, esto no justifica la mala comunicación (y menos en cualquier medio de comunicación) ya que, es aquí, en donde se suelen producir los problemas por el simple hecho, en la MAYORÍA de los casos de ganar audiencia. Los difusores de esa mala comunicación han sido informados desde varias fuentes de inspiración y, por tanto, deberían ser de fiar. Pero, también se puede dar el caso de que falte la expresión, es decir, saber cómo dar la noticia para no alarmar a la población. Por otro lado, cuántos más años pasen, más salud habrá a pesar de lo mucho que se pueda envejecer con el tiempo. Por ejemplo, ahora mismo, hay mejor calidad de vida que hace 50 años; y, probablemente, peor que dentro de 50.
Los medios de comunicación no pueden determinar el pensamiento de cada uno de nosotros, pero sí hacernos generar opinión sobre los temas supuestamente más relevantes; y esto es posible según el tiempo que les dedique a cada noticia que sale en el telediario, en prensa o en cualquier otro medio. En el momento en el que dejen de hablar de ellos, dejaremos de hablar nosotros. En definitiva, tan sólo crean la necesidad de buscar la cura, en este caso, cuando la enfermedad ha existido siempre y nunca hemos entrado en pánico por no tenerla. Al fin y al cabo, son quienes siembran el miedo en el público con algún tema de tal importancia.
En el caso de la publicidad, la GRAN MAYORÍA de las campañas que se han hecho hasta ahora, han hablado del no hagas esto, ni esto tampoco. A mi ver, lo recomendable sería empezar a empezar a pensar que las cosas no están bien o mal hechas; sino que están bien hechas y las posibles soluciones que te dicen que podrían estar mejor de lo que están. Por ejemplo, acorde con este tema, me refiero al hecho de hablar con naturalidad de las enfermedades y así, concienciar a cualquiera de cómo de grave son y qué deberían hacer si en algún momento de su vida se tiene que enfrentar a ella. Dándole así, la misma importancia tanto a lo bueno como a lo malo. Para ello, hay que tener en cuenta que, la información debe ser precisa, transparente y veraz. Un clarísimo ejemplo de todo esto, sería la campaña en contra del consumo de alcohol y las drogas.
Ya para terminar, y dar por concluido el dilema del título, he podido aprender gracias a una serie televisiva (y relacionado con el mundo publicitario) lo absurdamente feliz que es la gente. Al fin y al cabo, en uno de sus argumentos expuestos para la marca de tabaco "Lucky Strike" que la gente sigue fumando porque, a pesar de saber que va a morir, le insta el peligro. Todo aquello que nos ponga en peligro nos hace desearlo por completo, por el supuesto de "vivir una experiencia" y, tengamos en cuenta que, el deseo es un acto involuntario e innato que tiene el ser humano.

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