Revista Literatura

Muerte o vida

Publicado el 26 octubre 2012 por Leon

El suelo está frío y cálido a la vez, y sucio, como el de todas las ciudades. Y sobre este se reposa la compra de un hombre cualquiera, compuesta por naranjas, entre otras cosas. Y junto a las naranjas, su cartera, también en el suelo. Y junto a esta, su hija, Cecilia, muerta por un disparo.Miguel Castillo llora desconsoladamente mientras abraza a su hija inerte.- Ni interrogado, ni recuperado el dinero, Mihai, porque no llevaba nada… Ha muerto... ¿Qué íbamos a hacer si nos ha disparado, padre? Hemos matado también a una cría… -Sergio se acerca hasta la cartera del hombre, la coge y saca su Dni. Tor, con la pistola apuntando al suelo, observa distraído la escena, mascando un chicle.- Complicaciones no, joder, se ha cruzado, qué le vamos a hacer… El problema es que el padre está aquí… Si, sé donde vive si… - Sergio se guarda el Dni - ¿Qué hago entonces…? De acuerdo, no tardo, aguarda… -.Sergio mira su arma, y después a Tor. Este le mira, esperando lo que fuera a decirle.- ¿Tienes balas…? –Tor asiente con la cabeza, y Sergio le responde con un leve movimiento de cabeza. Pero, antes de que Tor descifrara el significado, y mucho antes de que levantara el brazo, Miguel se incorpora rápidamente, abalanzándose contra Tor con todas sus fuerza, provocando la caída de este varios metros atrás contra el duro suelo.También cae el arma al suelo y Miguel, que ha caído sobre Tor, rueda hasta alcanzarla, apunta con esta a Tor y aprieta torpemente el gatillo, disparando un par de balas que aciertan en el cuerpo hasta que no suenan más disparos. De las tres balas que salen, dos aciertan en el cuerpo, y Tor, tras unos espasmos, queda totalmente inmóvil.Durante el disparo, Miguel retrocede conmocionado por el retroceso del arma y el ruido. Sergio, que apenas ha reaccionado, se abalanza contra él y Miguel, girándose rápidamente, le golpea en la cabeza con el arma aún caliente. Miguel se acerca hasta él, que se retuerce en el asfalto, para coger del suelo su móvil, que aún sonaba.- Mihai, ¿no? No crea que soy sordo, ni ciego, ni mudo. Yo también siento, pero ahora el que lo va a sentir va a ser usted. Voy a matarle, como han hecho estos dos con mi hija, y como quería hacer usted conmigo. Si se cree con el poder de decidir quién vive y quién muere, decida morirse, porque será mucho mejor que cuando le encuentre yo… -Sergio logra incorporarse, y se acerca sigiloso a Miguel. Este le ve, y Sergio se echa sobre él para tumbarle. Miguel cae al suelo, y Sergio corre por la calle, hacia su coche.Miguel comienza a perseguirle.

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