Revista Talentos
Lo encerraron para escribir canciones que calmaban la pena del captor. Cuando el rey muere baja el carcelero: «¡Músico, eres libre! ¡Sube al sol con los ojos de los árboles!». Él muestra las goteras de la celda: «Debo concluir mi sinfonía. Falta la marimba de la lluvia en el muro».