No deberías dejar que pinten sobre tu obra

- No deberías dejar que pinten sobre tu obra.
- Es que soy una estudiante - me excusé con la mujer en mis sueños que me miraba como si reconociera en mi a alguien, probablemente a ella de joven.
Pero no había forma de arreglarlo. Habían tachado sobre mi obra.





















La mejor forma de resistir a esta educación de máquinas y robots, a esta educación demasiado 
rápida y exigente, es llegar tarde para ver el amanecer. Porque si sigo "lo que me dicen que hay que hacer", habré vivido la vida aprendiendo sobre figuras humanas que no he visto ni estudiado, lineas que no he profundizado y colores que desconozco y que jamás he visto. No, ellos solo me dan el conocimiento y una calificación para mostrar a los demás, afuera es donde tengo que esforzarme en comprender y poner todo mi aprendizaje a prueba. Sino seré solo líneas copiadas y ojos dibujados sin vida." Entrada Fuerte presentimiento 29/05/2016

Recuerdo una vez que tuve un sueño muy estresante. Estaba en la facultad y nos estaban dando la tarea de copiar una obra a cada uno. A muchos les tocaba obras muy famosas y complejas: cuadros de Monet, Da Vinci, Miguel Angel, y otros. Pero a mí, en cambio, me había tocado un cuadrado. Sí, solo un cuadrado en medio de la hoja.

Lo gracioso y estresante de esta pesadilla es que no me salía. Lo tenía que copiar y no podía, el sudor y la presión me ahorcaban. No pude. El sentimiento de no ser suficiente o de no poder ni siquiera hacer lo simple que me pedían y la ansiedad de ser juzgada por no poder hacer eso, me había dejado un gusto amargo en la boca al despertar.

Este año estoy decidida a no dejar que mis años en la universidad sean solo eso: Presiones por hacer bien un cuadrado. Quiero ver más allá de todo, más allá de las tareas y las consignas, este año quiero tomar mi profesión desde otro lado. Más observadora, más analista, más paciente. Sé que algo voy a encontrar en el camino y si es un cuadrado mejor que sea uno que me represente.

Estás vivo aquí y ahora. No pierdas tu tiempo. Nunca sabes cuánto te queda.