Revista Diario

No pesa más de un gramo (todo lo que amo)

Publicado el 06 marzo 2016 por Rocío @catpeoplees

Cat People - Venus Boticelli - Maternidad

Lara es un angelito con un jersey de gato que no para de girar. Se ha acercado a mí despacio; me ha preguntado algo y con un susurro apuntándose con el dedo me ha dicho su nombre, como si fuera un secreto de esos que no debes contar a nadie. Yo le he contestado con el mío y luego se ha alejado bailando hacia atrás, sin dejar de mirarme; desde la mesa me ha lanzado una pelota. Lara tiene la cara llena de mocos y lleva el pelo recogido en una coleta alta muy despeinada. No mide más de lo que yo mido sentada en este sillón que casi roza el suelo.

Son las ocho de la tarde y tengo clase así que, sin despedirme, me he levantado. Luego he subido por las escaleras, he entrado al aula y he cerrado la puerta.

Ahora veo a Lara una vez a la semana pero ya no ha vuelto a hablarme. Casi siempre llego tarde y no me paro en la sala donde juega y salta. A veces, cuando salgo, veo su pelota amarilla en mitad de la escalera, pero entonces ya se ha ido y no puedo devolvérsela.

La infancia

No sé si tú tienes muchos recuerdos de tu infancia, de cuando no levantabas más de dos palmos del suelo y te subías a las copas de los árboles; o de cuando te llevaban en brazos y tenían que levantarte para que bebieras de las fuentes.

Infancia - yo y primo rafa

Yo tengo recuerdo de ir sentada en el asiento de detrás del coche, con un vaso rojo lleno de renacuajos diminutos y negros que había cogido de un charco que se formaba con las lluvias al pie del aljibe -me gustaba ver cómo se convertían en ranas con los días, cuando los llevábamos a la pecera en casa de mi amiga Cristi -. Recuerdo que era por la tarde, casi anocheciendo, que bajábamos por la carretera llena de curvas y que cerré los ojos un momento, o eso creí; al despertar habíamos llegado a casa y ya no había renacuajos, sólo un vaso volcado, vacío en el suelo y, en vez de agua, unos leotardos mojados.

Un lugar feliz

Todo el mundo habla de la infancia como un lugar feliz, pero creo es algo de lo que nos convencemos con el tiempo; la infancia es un lugar quizás con menos responsabilidad, menos consciente, pero donde caben los mismos sentimientos que tenemos cuando pasan los años. No tengo un recuerdo claro de sentir tristeza pero sí que tengo recuerdo de sentir melancolía desde que era muy pequeña. Echar de menos algo y no saber bien qué. Ser niño no es fácil, por mucho que nos digan lo contrario. Aunque intentar ser adulto tampoco debe serlo.

Alguien a quien quise mucho me dijo una vez que mi problema era que yo no tenía sueños, que creía que ya lo tenía todo porque podía ser feliz con un libro. Que así no podía competir. Tampoco era cierto del todo, pero sí siento a veces que mis sueños no encajan con la mayoría. Que no entiendo bien algunas de las reglas de esto que llamamos sociedad y que tampoco me llevo bien con ciertos estándares, que muchos toman como suyos sin ni siquiera pararse a pensar si es lo que andaban buscando para ser felices.

Ser madre

Coche, pareja, boda, casa, hijos, familia, nietos; fama, carrera, dinero, éxito, reconocimiento… yo me siento un poco extraterrestre cuando me hablan de estos planetas como camino hacia la felicidad.

Tomás - Sobrinito - Bea

El otro día, una compañera después de una conversación algo personal sobre ella me dijo: yo quiero que vivas muchas etapas que te quedan por vivir y que disfrutes mucho en la vida. Fue una sensación extraña, porque me lo dijo con cariño, pero al mismo tiempo sentí que me hablaba como si ella pensara que me faltaba algo. No me lo tomé a mal porque soy más de la opinión de que cada uno debe buscar aquello que le hace feliz y compartirlo, pero nunca imponer la experiencia propia como el único camino.

Ahora que parece que la vida se ha puesto tan seria para los demás me alegro de no tener Facebook, lo que no impide que mi móvil esté cada vez más lleno de bodas y de bebés. El efecto Benjamin Button lo llamamos una amiga y yo. Las que a los veinte nos enseñaban fotos de su último ligue buenorro, ahora sólo nos mandan vídeos de bodas y de bebés; Serán los treinta. Será el arroz. ejem.

Se te va a pasar el arroz

Justo esto me dijeron en la sala del hospital, cuando visitamos a Bea y a Tomás, que acaba de llegar al mundo. Bea tiene veintiséis y una cesárea. Tomás una horas. Ella ha querido ser madre de este gnomito tierno, que adoptaré como mi sobrinito.

Tomás - Sobrinito - Bea

Me gustan los hijos de los demás, me alegro por las personas que, como Bea, se sienten realizadas cuando tienen hijos, que lo hayan tenido tan claro desde siempre; pero lo que me cuesta entender es porqué esa felicidad tan personal se tiene que convertir en un arma arrojadiza para las que no somos madres; alguien entra en la habitación y pregunta: ¿Y tú cuándo te vas a animar? – y por si no fuera suficiente la frase estrella- ¡se te va a pasar el arroz! – dando por supuesto que si eres mujer, en la treintena, también estás deseando traer niños al mundo, y si no es así algo malo está pasando en tu vida o en tu cabeza ¿por qué a los hombres no se os hace esta pregunta con tanta frecuencia?

Ser madre es una decisión personal y tan razonable es querer serlo como no. Desde mi punto de vista hay que tenerlo sumamente claro y desearlo tanto que tienes que estar segura. Vas a hacerte responsable de una persona toda la vida, incluso cuando ya no estés. Y yo soy un desastre de los cuidados, ¿qué cosas he cuidado yo toda la vida? Ni siquiera sé cuidar bien una planta… ¿Y mis mascotas? Empezando por los renacuajos, todas con finales trágicos… de todas formas no es eso, aún siendo un desastre se puede ser madre. Pero hay que querer.

Test cinéfilo para madres y padres

Para los que se lo estén planteando el cine puede ayudar. Son muchas las películas que reflexionan sobre el tema de la maternidad y paternidad pero las que aquí te traigo presentan situaciones límite, pero que tampoco está de más tenerlas en cuenta. Si después de verlas y de meterte en la piel de los personajes todavía sientes las ganas, es que definitivamente debes estar preparado.

El embarazo: La semilla del Diablo – Roman Polanski

Rosemary’s Baby | 1968 | Duración: 136 min. | Estados Unidos | Director: Roman Polanski

Los Woodhouse se mudan a un edificio sobre el que supuestamente pesa una maldición. Pensando en un buen futuro los Woodhouse deciden tener un hijo y Rosemary (Mia Farrow) se queda embarazada. Sin embargo en su recuerdo aparece una extraña criatura que le ha dejado el cuerpo lleno de marcas y empieza a sospechar que su embarazo no es un embarazo normal.

La maternidad: Persona – Ingmar Bergman

Persona | 1966 | Duración: 81 min. | Suecia | Director: Ingmar Bergman

Te hablé sobre esta película en esta entrada sobre las mujeres de Ingmar Bergman. Con Bergman hay que dejarse llevar; la maternidad y la no maternidad están muy presentes en esta obra y el diálogo de las dos protagonistas es impagable; bueno, impagable es toda la película.

Bebés que no son como esperábamos: Cabeza Borradora

Eraserhead | 1977 | Duración: 90 min. |Estados Unidos| Director: David Lynch

¡Eh que también hay para ti! Una de las películas más inquietantes sobre la paternidad en la que puedes ver donde se mezcla el surrealismo y el terror onírico de Lynch de una forma magistral. Rodada en blanco y negro y con pocos elementos: un escenario, una habitación, un bebé prematuro y un llanto que vas a recordar eternamente. Mejor si no tratas de comprenderla y, como con Bergman, te dejas atrapar por su atmósfera para desvelar sus secretos.

Niños psicópatas: Tenemos que hablar de Kevin

We Need to Talk About Kevin | 2011 | Duración: 110 min | Reino Unido | Director: Lynne Ramsay

Eva, decide, con casi cuarenta años y tras muchas dudas, tener un hijo. Así nacerá Kevin. Pero Kevin no es un niño como los demás. Pronto empezará a mostrar un lado oscuro.

Aunque se llame Tenemos que hablar de Kevin la película en realidad reflexiona sobre la figura de Eva. Y nos adentramos en su vida y sus circunstancias en un relato en el que se nos cuenta la infancia de este niño y la relación con su madre mientras se superponen distintos tiempos narrativos; en la figura de Eva vemos planteadas preguntas y dudas sobre la maternidad y sobre cómo Kevin se acaba transformando en un monstruo adolescente, condenando también la vida de su madre. Una película sobre el arrepentimiento, la culpa y la pérdida.

Adolescentes problemáticos: Mommy

Mommy |2014 | Duración: 139 min. | Canadá | Director: Xavier Dolan

En una Canadá ficticia, se aprueba una ley que permite que los padres incapaces de controlar a sus hijos problemáticos les internen en un centro especial. Sin embargo, Diane, una madre viuda, decide educar ella misma a su hijo adolescente Steve, que padece un trastorno del comportamiento y que puede llegar a resultar violento. Kyla, la vecina de enfrente de su casa, le ofrece su ayuda a Diane. La relación entre los tres se hará cada vez más estrecha, surgiendo preguntas, situaciones incómodas y hechos inevitables. Fíjate, ya que estamos, en el cuadro, cómo la cámara amplía o disminuye el ángulo de visión según la situación que vivimos, variando el formato y la proporción de la imagen para generar un sentimiento de angustia claustrofóbico en distintos momentos del film. El lenguaje cinematográfico es muy potente en esta película.

Invitaciones de Boda

Bodas; ah, sí, eso también es trending topic en los treinta.

Algo que Bea y yo no tenemos en común es que a ella le encantan las bodas, así que para la suya me encargó el diseño de su invitación. Lo cierto es que al principio no sabía bien cómo hacerla, incluso tengo que reconocer que me daba un poco de pereza por la temática boda en general; soy así de mala persona; pero como lo que sí que me gusta es diseñar, al final pensé que podía hacer algo un poco diferente, que era lo que ella me pidió y, una vez que me puse a ello, casi me salió sola.

A Bea, además de las bodas,  le gustan mucho los animales. Tiene un perrito que se llama Sobras y la hermana de su chico tiene una gata; ellos me sirvieron de pretexto para el cover frontal de la invitación. Además Bea ya estaba embarazada de Tomás. Así que decidí  hacer de los animales y su barriguita el centro de la invitación.

Invitación de Boda de Ernesto y Beatriz - Animalitos perro y gato

De Él todavía sabía muy poco pero una de las cosas de las que habíamos hablado era de música y de lo mucho que le gustaba tocar la guitarra. Ella me pasó una fotografía de los dos para ayudarme a dibujarlos. Me encanta el pelo de Bea, así que sus rizos también tenían que aparecer en el dibujo.

Primero hice un pequeño boceto, al que dí color con lápices. Dibujé a Bea como una Superwoman, y puse la “S” en la barriguita; justo entonces nos acabábamos de enterar de que iba a ser un niño. A Ernesto lo vestí de chaqueta, pero de color azul, también le puse una capa de Súper-papi y le coloqué una guitarra.

Invitación de Boda de Ernesto y Beatriz - Dibujo

La composición final y el texto fue digital con tableta gráfica y Photoshop. El resultado no es muy parecido a los dibujos que suelo hacer para el blog pero es otro estilo de ilustración que también me gusta bastante, con un acabado más manual.

Invitación de Boda de Ernesto y Beatriz - Dibujo invitación

El papel de impresión es un papel verjurado de 300g. Y lo imprimí en tarjetón de 28×14 cm plegado (tamaño final 14×14 cm) a color 4/4. Las 50 invitaciones, los sobres y el envío me salieron por unos 35€.

Invitación de Boda de Ernesto y Beatriz

Las galletas tan chulis que ves en la foto de arriba las hizo la prima de Bea, Marga, que es una artista no sólo de la repostería. Puedes echar un vistazo a su tienda online y su blog marpaluna. Además hacen muchos talleres para niños y adultos de pintura creativa, decoración de galletas y repostería a los que te animo a ir si vives cerca o veraneas en Chiclana (Cádiz).

Ya para terminar te dejo con algo de música: esta canción de El Niño Gusano se llama Sobrinito y de ella he sacado el título de la entrada.

separador

Cat People - Venus Boticelli - Maternidad


Volver a la Portada de Logo Paperblog