Revista Talentos

No torturen a la presidenta con tanto baile

Publicado el 18 julio 2012 por Perropuka

No torturen a la presidenta con tanto baile

Imagen: Diego Cartagena

Por un momento creí que estaba presenciando un festival de danzas folclóricas. Al estilo popurrí o enganchadito como le llamamos por aquí. Sin dar tiempo a que los comensales pudieran hundir la cuchara en los manjares. Tal era el dilema trascendental para la invitada: mirar o no mirar. Mientras la comida se enfriaba, yo me solidarizaba con la experiencia a lo Tántalo de doña Cristina. Atenta a las cámaras -que fisgonean hasta la última arruga de la gente importante- se olvidaba de su plato para no parecer antipática ante el despliegue multicolorido del ballet folclórico. Cómo le ha envejecido el poder a doña Cristina: de una lozana y radiante primera dama, ha pasado en un pestañeo, a una agobiada y desgastada versión de sí misma. Las imágenes no mienten, que por dos horas se cebaron con su rostro para detectar cualquier mueca y sus abultadas bolsas en los ojos. A pesar de la compostura, el cansancio era evidente y su seriedad daba cuenta de su fastidio aunque se esforzaba por sonreír a su colega Evo Morales que no paraba de explicarle detalles de las danzas, quien, en contrapartida, sonreía de oreja a oreja, como en su salsa.Por si los bailes no bastaran, en la siguiente hora, menudearon las canciones típicas y otras de aire patriótico. A cuenta, cómo no, de un ex senador oficialista que antes fungía de trovador y que ahora por falta de trabajo, parece que vuelve a las serenatas y trasnochadas. Mientras saludaba a los presentes, como buen soldado, no olvidó de agradecer a Evo por la fabulosa oportunidad de haber sido legislador, y cuyo paso intranscendente por el parlamento me hace parafrasear uno de sus versos: “de qué sirvió su buena voz, si fue vacía su gestión (canción)".  Solo faltó que el actual alcalde cochabambino, que estaba en la cena, hubiera desempolvado la guitarra. Ganas no le habrán faltado, como a mí se me da cada vez que paso cerca de un campo impecable de fútbol. ¿Acaso no decimos que la cabra tira para el monte?Recordarán la multitudinaria boda de Menem con Cecilia Bolocco en un vulgar coliseo, una fiesta opípara a base de locro, se dijo entonces. Observando la cena de anoche, tuve la misma impresión, con la gran diferencia de que se efectuó en un hotel de lujo y a pequeña escala. Una mesa rectangular hacía de testera donde estaban sentadas las principales personalidades, y a continuación, decenas de mesas circulares con cientos de invitados, burócratas y representantes de los movimientos sociales afines al partido gobernante. Personalidades cívicas, literarias, empresariales, ni por asomo. Cuánta exhibición de despilfarro de recursos; antaño, si un gobierno de “criollos” hubiera actuado de la misma forma, las críticas no tardarían en asomar: los insensibles que malgastan la plata del pueblo, habrían dicho los que actualmente están en el poder. Pero ahora, como el “pueblo” está en el Gobierno, a callar se dijo y aplaudir con la panza llena.Tal es el estado de cosas en el imperio plurinacional, un estado plurifestivo, evanescente y multiusos, como dicen las malas lenguas. No hay cumbre ni reunión de magnitud donde no se convoque a bailarines y cantores para que amenicen tamaña solemnidad,  ni faltan brujos que ofrezcan sus sahumerios aunque incomoden a más de uno con sus humos de incienso y demás hierbas en nombre de la suerte y demás supersticiones. La vida sabe a jolgorio permanente, por lo menos para algunos. Aunque a pocos kilómetros, en las calles haya todavía indígenas estirando la mano por una moneda.Pero, a qué vino la presidenta de Argentina, se preguntarán. A pasear no parece, sin embargo, hoy por la mañana la llevarán a la colina de San Sebastián a que presente su homenaje a las Heroínas de la Coronilla, según la agenda oficial. El Gobierno se empeña sistemáticamente en ocultarlo, pero todos los medios y expertos coinciden en que se renegociará el precio del gas que proveemos al país vecino. Ni más ni menos. Cristina pedirá rebaja al compañero Evo, no cabe duda. Vino a eso, expresamente. De lo contrario, su infinita paciencia de aguantar tanto discurso zalamero, guitarra y zapateo (hasta tuvo que acompañar a flor de labios una canción argentina) no habrá servido de mucho, aunque se haya llevado un poncho y un sombrero de palma como recuerdo. Y bien solita que estuvo, rodeada de hombres, como preguntándose qué diablos hago en este carnaval.

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