Nuestra tristeza por aquellos que se van

(Esta reflexión en parte está inspirada por dos instructores míos a quienes respeto y que hicieron que estas ideas se acomodaran en mi cabeza… y claro, por la celebración de Día de Muertos en México. Va por aquellos que se quedan y aquellos que se van.)

¿A quién extrañas? ¿Ha alguien dejado una ausencia en tu vida, un hueco que parece imposible volver a llenar?

Habemos muchos (si no todos) que hemos perdido a alguien en este viaje que es la vida. Se han ido tras vivir todos sus años o ‘antes de tiempo’. Se han ido tranquilamente o en medio de cierta violencia. Se han ido tras resistir dolores y enfermedades un tiempo o de formas sorpresivas e inesperadas.

Se van, pero aquello que era de ellos y que vive en nosotros se queda.

¿Y qué hacemos con ello? Nadie desea la muerte, nadie desea el dolor. Nadie quiere esas preguntas que quedan sin resolver sobre lo que hicimos o no hicimos con quien se ha ido. Nadie quiere la cabeza y el corazón repleto de hubieras, culpas y arrepentimientos. ¿Qué hacemos con todo esto, dónde lo ponemos, cómo lo resolvemos?

¿Qué debes hacer? Reconocer una pequeña verdad.

Tu tristeza no es algo que necesita ser reparado. No estás rota, no estás incompleta.

Ahora eres parte de un grupo selecto (quizá digas que prefieres no pertenecer a él), eres parte de aquellos que han amado de verdad, eres parte de aquellos que han perdido y que han aprendido que todo en la vida pasa y cambia. Eres parte los que saben lo que es ser humano y han sentido la vida de verdad. Es un gran honor haber amado, ¿lo aceptas? Si lo aceptas, pórtalo con orgullo, con valor, día a día.

Escoge tu vida, esta vida, acepta tu experiencia completa. Déjate estar presente en ella. Déjate estar presente en tu dolor, permítete vivirlo, aprecia lo que te dice y déjalo ir. Da gracias por lo vivido, por lo disfrutado y por lo aprendido. Cuando abrazas todo lo que te ha sucedido, puedes seguir adelante.

Tus días están aquí, pasan uno a uno y no son para mantener un luto indefinido. Están para que tomes más de la vida, aún hay mucho, la vida está aquí para ti. Sí, para ti, no está para atormentarte, sino para que tomes la decisión de vivir lo que te sucede ahora y tus posibilidades.

Y ya que conoces el amor, ¿qué vas a hacer con él? Hay todo un mundo que puede recibirlo, no lo encierres en ti, no dejes que te ahogue. El amor no tiene un solo destinatario, el mundo en sí es el destinatario. Muéstralo en tu trabajo, tus relaciones, sobre todo dátelo a ti mismo.

Compártelo, compártete. Expándete otra vez, abarca a los que te rodean: familiares, amigos, amantes, incluso a quienes no conoces. Déjate ser parte del mundo. Crece.

No eres lo que te falta.

Tu tristeza no es algo que necesita ser reparado.