Revista Diario

Ojalá

Publicado el 14 junio 2017 por Evamric2012

OJALÁ

Puedas realizar ese sueño, y quedarte con nosotros...

Ojalá. Ya que yo sólo vivo de ojalás... de dependes, y de Quizás entre la letra de tus labios que inspiran mis letras en el flamenco y en esto de meterme a escribir boleros. Y Poemarios que vender en un Mercado de locos que aún apuestan por la Poesía.

Quédate...

Donde se prosigue la narración de la desgracia

Viendo, pues, que, en efeto, no podía menearse, acordó de acogerse a su ordinario remedio, que era pensar en algún paso de sus libros y trújole su locura a la memoria aquel de Valdovinos y del marqués de Mantua, cuando Carloto le dejó herido en la montiña , historia sabida de los niños , no ignorada de los mozos, celebrada y aun creída de los viejos, y, con todo esto, no más verdadera que los milagros de Mahoma . Esta, pues, le pareció a él que le venía de molde para el paso en que se hallaba, y así, con muestras de grande sentimiento, se comenzó a volcar por la tierra y a decir con debilitado aliento lo mesmo que dicen decía el herido caballero del bosque: 5

o eres falsa y desleal .

mi tío y señor carnal !

Y quiso la suerte que, cuando llegó a este verso, acertó a pasar por allí un labrador de su mesmo lugar y vecino suyo, que venía de llevar una carga de trigo al molino ; el cual, viendo aquel hombre allí tendido, se llegó a él y le preguntó que quién era y qué mal sentía, que tan tristemente se quejaba. Don Quijote creyó sin duda que aquel era el marqués de Mantua, su tío, y, así, no le respondió otra cosa sino fue proseguir en su romance, donde le daba cuenta de su desgracia y de los amores del hijo del Emperante con su esposa.

El labrador estaba admirado oyendo aquellos disparates; y quitándole la visera, que ya estaba hecha pedazos, de los palos, le limpió el rostro, que le tenía cubierto de polvo; y apenas le hubo limpiado, cuando le conoció y le dijo:

-Señor Quijana II , -que así se debía de llamar cuando él tenía juicio y no había pasado de hidalgo sosegado a caballero andante-, ¿quién ha puesto a vuestra merced desta suerte?11

Pero él seguía con su romance a cuanto le preguntaba. Viendo esto el buen hombre, lo mejor que pudo le quitó el peto y espaldar, para ver si tenía alguna herida, pero no vio sangre ni señal alguna. Procuró levantarle del suelo, y no con poco trabajo le subió sobre su jumento, por parecerle caballería más sosegada. Recogió las armas, hasta las astillas de la lanza, y liólas sobre Rocinante, al cual tomó de la rienda, y del cabestro al asno, y se encaminó hacia su pueblo, bien pensativo de oír los disparates que don Quijote decía; y no menos iba don Quijote, que, de puro molido y quebrantado, no se podía tener sobre el borrico y de cuando en cuando daba unos suspiros, que los ponía en el cielo , de modo que de nuevo obligó a que el labrador le preguntase le dijese qué mal sentía 12 ; y no parece sino que el diablo le traía a la memoria los cuentos acomodados a sus sucesos, porque en aquel punto, olvidándose de Valdovinos, se acordó del moro Abindarráez13 , cuando el alcaide de Antequera, Rodrigo de Narváez, le prendió y llevó cautivo a su alcaidía14 . De suerte que, cuando el labrador le volvió a preguntar que cómo estaba y qué sentía, le respondió las mesmas palabras y razones que el cautivo Abencerraje respondía a Rodrigo de Narváez, del mesmo modo que él había leído la historia en La Diana de Jorge de Montemayor, donde se escribe; aprovechándose della tan a propósitoIV , que el labrador se iba dando al diablo de oír tanta máquina de necedades; por donde conoció que su vecino estaba loco, y dábale15 priesa a llegar al pueblo por escusar el enfadoV que don Quijote le causaba con su larga arenga . Al cabo de lo cual16 dijo: VI 17 18 VII

-Mire vuestra merced, señor, pecador de mí, que yo no soy don Rodrigo de Narváez, ni el marqués VIII de Mantua, sino Pedro Alonso, su vecino; ni vuestra merced es Valdovinos, ni Abindarráez, sino el honrado hidalgo del señor Quijana .IX

OJALÁ

- Yo sé quién soy -respondió don Quijote-, y sé que puedo ser, no solo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama , pues a todas las hazañas que ellos todos juntos y cada uno por sí hicieron se aventajarán las mías .

Moraleja: No hay que abandonar en el navío de nuestros ideales un sueño de los que sí valen la pena.
Y caiga quien caiga ;) El resto, bah, si es que ya nos da igual.

P.S. Pobres los que no entendieron el significado de lo que supone remar ante viento y mareas.

Se quedaron varados entre su ombligo y ... sin entender que el tiempo sigue lamiendo heridas que sólo cambian de espacio, pero seguirán invariables, en su tiempo.


Volver a la Portada de Logo Paperblog