Revista Diario

Orgullo

Publicado el 18 junio 2019 por Decorarmonia Priscilla Locke @decorarmonia

Tras el esfuerzo, sacrificio y constancia, los resultados son motivo de orgullo. Uno siente orgullo al ver graduarse un hijo. Tras recuperarse de una enfermedad fatal: estoy orgullosa, ¡he vencido! Cuando aparecen los conocidos “six pack” luego de meses de esfuerzos. El orgullo basado, en cambio, en la imposición del ego por sobre los demás, como una forma de pedir a gritos aceptación y protagonismo, es un orgullo-vanidad, el “soy mejor que tú porque me hicieron bullying de chiquito”. Un orgullo que no entiendo.

Así se ha decretado que en la bandera de la diversidad flamee durante el mes de Junio, justo en el mes del día del padre que celebra la masculinidad y la paternidad, ahora se impone el colorido del ser andrógino a-sexual, con apariencia alienígena conseguida en el quirófano, una ser estéril voluntariamente, que no tiene ni tendrá hijos porque el mundo esta muy contaminado o cualquier otra excusa para seguir regodeandose en el hedonismo basado en la superficialidad, la apariencia, la sexualidad diferente. El padre “patriarcal” es una figura de los años cincuenta, eso ya está pasado de moda. El pensamiento progresista entonces impone sus colores sobre todo lo demás.

Orgullo

Y la mujer en casa, cuidando a los hijos y generando valor, ¡como debe ser!

Orgullo gay dicen que es el expresar abiertamente la sexualidad. ¿Para qué? me pregunto yo… ahí es donde justamente está el error. El enfocar el orgullo hacia la decisión que tomamos sobre como vivir nuestra sexualidad para sacarla de la intimidad donde debería siempre estar, para ahora hacerse cosa pública y lo que es peor: política. Así, los desfiles de orgullo gay se han trastocado de la festividad alegórica y contagiosa a una escena digna de una pintura del Bosco: el sexo que debería ser sagrado, se expone en un carnaval de lujuria, se exhiben los cuerpos como pedazos de carne, sin valor espiritual. Han llegado al horrible extremo de mostrar a niños en vestuarios sexualizados, arrebatándoles de insana manera su inocencia para reemplazarla por el falso valor del “orgullo”.

Orgullo

Muy parecido al orgullo gay parade.

Orgullo es dominar algún instrumento, aprender otro idioma, obtener un título académico, desarrollar un invento, mejorar tus tiempos, desarrollar tus deltoides, escribir un libro… El mérito es la base del orgullo como un valor. Si la preferencia sexual es algo que no se elige, el orgullo gay es tan absurdo como el ser orgullosa por ser alta: no es mérito alguno ser alta, yo nací así, es genético. Por eso no tiene mérito alguno lo que me guste hacer en el dormitorio con otra persona. Es un orgullo vacío que no edifica ni agrega valor a la vida.

En su afán por ser especial y hacerse un espacio entre el creciente acrónimo LGBTIQ+… hay quienes toman decisiones tan radicales como esta: renegar de toda humanidad, negarse a dejar un legado, rechazar el poder del sexo alegando “asexualidad” entre otras auto mutilaciones. ¿Esto es motivo de orgullo?

Orgullo

Soy especial, único y diferente.

El orgullo por tener un estilo de vida alternativo que enfadaría a tu abuelita, es un orgullo tonto, que pretende imponerse a la sabiduría de los más ancianos. Se desoye la voz de los mayores, se camina hacia la devastación de la sociedad. A los mayores se nos señala como locos, pasados de moda, anticuados. El orgullo los ha vuelto sordos a los consejos de los veteranos, que otrora eran condecorados, ensalzados y homenajeados, hoy se considera caduco todo lo conservador o tradicional.

Entendiendo entonces el orgullo como un valor que realmente no vale nada, es mejor enfocar las energías que se desperdicia en atacar personas con ideas tradicionales y devolver la vida sexual a donde pertenece: la intimidad de tu dormitorio.

El sexo es Sagrado

Hasta hace poco tiempo, todo lo relacionado con la sexualidad se había vestido de un velo de misterio que en nuestro medio conservador católico rayaba en lo puritano. El irse al otro extremo como sucede en las marchas de orgullo gay, mostrando al público en media calle, escenas grotescas, la sexualidad degradada, mosqueada, corrupta. Ese es un estilo de vida auto destructivo, el haber despojado de lo sagrado al sexo fue el inicio de esta debacle. El sexo al ser sagrado, pertenece a la privacidad. Lo sagrado se relaciona también con lo secreto. No es casualidad que nuestro hueso “sacro” donde se alojan nuestros órganos sexuales, haga referencia en su nombre a eso sagrado nuevamente.

Orgullo

Intercambio sagrado: potencial de vida.

Lo sagrado del sexo se da entre dos personas. No hay cabida para terceras y cuartas personas en el sexo sagrado. Si bien en el mundo antiguo hemos visto escenas parecidas a las de PornHube, esto se da, nuevamente si nos fijamos, justo antes de la caída de los Imperios. En nuestro mundo posmoderno de hoy, se celebran las poligamias, poliamores, y otras formas raras de relacionarse sexual e “íntimamente”. Hay incluso quienes invocan a entidades durante orgías rituales para conseguir sus objetivos, tal cual se hacía en la antiguiedad. Mas el intercambio que se da durante el rito sexual siempre va a afectar a la parte femenina cargando con toda la historia sexual de sus acompañantes de lecho. El vinculo no nace en el hombre, la mujer se siente siempre hambrienta, el amor entre más de dos deja siempre a una parte desatendida. Y por eso “florecen” y mueren estas “nuevas formas de amar”. Mal interpretaron lo sagrado del amor y lo han convertido en objeto raro de exhibición como una feria de cosas raras: las “familias diversas”.

La diversidad acoge a esas familias formadas por dos esposas y un marido. O dos maridos y una esposa. O dos trans lo que sea, la idea de la diversidad es mostrar algo que transgreda la norma, una rebelión contra lo natural sin objetivo de crecimiento espiritual alguno. Cada vez que se tiene sexo con un compañero diferente, la copa femenina se llena del material energético masculino, y si este no se limpia de forma correcta, la mujer se verá afectada, contagiando a su vez al hombre. Se forma así una cadena de enfermedad sexual, consecuencia directa de la promiscuidad. Para quienes hoy se están embarcando en aventuras poliamorosas, las consecuencias serán calamitosas. El futuro requiere compromiso y es difícil, muy difícil comprometerse entre dos, ahora un compromiso de más de dos personas es totalmente irrealizable. Ya veremos los tristes finales de las familias que hoy son las estrellas de Buzzfeed.

Lo sagrado del sexo se da en la intimidad, no en un encuentro casual con un “culito” de una noche. Este tipo de actos que envilecen el rito sexual, lo rebajan al grado de apareamiento, simple desquite fisiológico de un deseo, una arrechera. Así el sexo sin amor no satisface nunca esa parte del alma que reclama conexión. Si luego del coito no siguen las miradas, el acto fue un simple desahogo de los esfínteres. Nada trascendente, puramente animal.

Las sociedades caen en conductas sexuales despojadas de su valor/amor cuando están al borde de su decadencia. Siendo una sociedad que aparentaba haber alcanzado el pináculo del desarrollo artístico y tecnológico, ha sido justamente el arte y la tecnología los que se han sumado a abaratar más el sexo, poniendo material inapropiado al alcance de niños cada vez más jóvenes. La industria de la música abandera a jovencitas actuando como prostitutas. El cine y la televisión adoctrinan en las “parejas queer”. En pocos años estas conductas repercutirán en una crisis no sé si antes vista, pero sí algo inédito para la humanidad desde que guardamos registros de su existencia en este planeta.

Entendiendo así que exponer la vida sexual es un error, canalizaremos nuestra energía en lugar de criticarnos los unos a los otros, en contribuir a la sociedad con algo que realmente me haga sentir orgullo del bueno. Voy a tomar responsabilidad por mis actos, sin detenerme porque a alguien no le gustan las personas como yo. Seguiré adelante sin imponerme a nadie ni necesitar aprobación y reafirmación de mi ego de parte de los demás. Vivo creando mi propia realidad, disfruto el mundo, me propongo retos y trabajo en ellos. Intento ser la mejor persona que puedo ser.

La sexualidad es una parte importante de mi vida pero es como mi religión: es bueno tenerla pero no voy restregándosela en la cara a los demás.OrgulloTuitea esto:

© 2019, Pitonizza Punto Com. Licencia de uso: Atribución-SinDerivadas CC BY-ND

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