Otros otoños

La mirada un ancla
húmeda, extrema,
sujeta en los sentidos
como un calendario de lluvias
en el espacio.
El día trae horas,
en exactitud letal,
tejiendo paredes de telarañas,
gritos impresos en la soledad,
imágenes cóncavas frustradas,
recordando el polvo pisado.
Sobre el asfalto
pies desnudos de mujer
caminan como un regalo
de benditas prohibiciones
-anticipo de discordias-,
ilusiones silenciosas de oro
Piel de ascuas en el vértice
donde se inicia la pasión;
dos cuerpos. Dos épocas,
dos bocas unidas
de un tiempo tapiado,
dos pechos rendidos
a furtiva letanía,
tormenta de muslos
fundidos en la raíz,
surtidor universal,
puntual horario
que destruye el hastío.
Cuando llegue el sueño
el recuerdo quedará
impregnado en el tiempo
para siempre.
Pedro López Ávila

De amanecer en la palabra (ed. Alhulia)
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