Para qué sirve un blog si no cambia tu vida?

Esta es mi entrada de año nuevo, tarde porque la vida sigue, pero acá está al fin.
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¿Para qué sirve un blog si no cambia tu vida?

Fotografía de Rana Sawalha

Empece este blog para pasar todos mis poemas guardados sobre amor, adolescencia y otras cosas, termino siendo algo que jamás hubiera esperado. Es mi motor de motivación, es donde plasmo lo que creo y lo que quiero ser, es donde puedo verme con mejor claridad a través de los años. A veces me leo y no me reconozco, me enfurezco, no soy lo que esperaba, no escribo como se debe, soy un fracaso. ¿Soy un fracaso?
Estas palabras son crueles, pero no me las ha dicho nadie más que yo misma. La gente opina pero la única que saca esas conclusiones soy yo. Debo empezar a reconocerme en lo que hago y si no me gusta lo cambio. Pero no lo borro, porque fui eso, debo aprender de lo que fui para ser lo que soy hoy. Nada de borrar lo que pasó, ni lo que ya ha sido historia.
Me siento mal porque el mundo gira muy deprisa y las mejores novelas se escriben pausadamente, los procesos pasan a ser aburridos y los clicks son más importantes que todo. Como dije, ser escritora en estos días es un golpe en el pecho, una encrucijada que debo descifrar, es el trabajo de un escritor. Escribir lo que nadie te enseño, hacer lo que nadie hace, hablar sobre lo que nadie quiere hablar, temblar y llorar, y buscar un trabajo para no morir.
El mundo no desea escritores, ni artistas, ni revoluciones. Todo esta preparado para seguir la linea y uno tiene que buscar el agujero en el sistema, escabullirse e intentar de brillar. A veces para nuestras sensibles mentes es demasiado, demasiada presión, ojalá nos tuvieran en cuenta. Pero no es fácil. Algunos llegan y otros mueren en el camino.
Uno no escribe por todo eso. El mundo nos exige ciertas cosas y debemos sobrevivir. Pero yo no puedo vivir sin escribir, así que una cosa no sirve sin la otra. Es esta pasión en el pecho que me arrastra a las letras y me revuela en las noches sin dejarme dormir. Es la ola que me sigue en sueños que sabe que tengo que afrontar que soy esto y dejar de ocultarlo. Es admitir lo que uno es, más allá del dinero, más allá de lo que uno hace para sobrevivir, más allá de lo que cuentan las redes sociales, más allá de la televisión y sus machismos. Soy esto, soy invisible, pero no puedo dejar de escribir. Esta es mi voz. La única que a veces me queda.
Y no sé nada de direcciones, no se a dónde voy y me asusta pensar cómo sobreviviré en este mundo entrañado entre imágenes y falsedades. En esta telaraña sensacional, soy la que trata de escapar y desenredar los hilos. A veces me exijo demasiado y me siento impotente. Pero agradezco eso, significa que soy una persona que siente, que llora, que le afecta lo que ve, que le causa algo en el interior, que le causa revoluciones internas y palabras acuchilladas. Me gustaría ser simple pero estoy enredada hasta la punta de los pies. Pero por hoy, no mas ruleros, no más vueltas. Solo puntos suspensivos.
Todavía no es el final.

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