Revista Literatura

Pequeña semblanza de un político pueblerino (o no)

Publicado el 20 junio 2012 por Malena
Yo no le canto a la luna porque alumbre y nada más ...Atahualpa Yupanqui - Lunita Tucumana
La verdad es que nadie sabía muy bien cómo, pero siempre terminaba ganando las elecciones. Ocupaba el puesto de intendente desde hacía diez años. La única gestión que había realizado durante sus mandatos fue iluminar un tramo del acceso al pueblo, que casualmente coincidía con la ubicación de su casa de verano. Por eso todos le decíamos Lunita tucumana; porque alumbra y nada más.La cuestión es que cuando se acercaba la época de elecciones, Lunita empezaba con sus discursos por la radio de frecuencia modulada cuyo dueño era Secretario de Comunicaciones de su gobierno y primo hermano de él. Desde ese espacio - personalmente o a través de sus incondicionales compañeros de fórmula - se ocupaba de pegarle duro y parejo a todos sus oponentes. Jamás se lo escuchó hablar de un proyecto, pero pasaba largas horas hablando de la falta de honestidad de Juan, de la poca credibilidad de Pedro e, inclusive, de las infidelidades de Roberto (si engaña a la madre de sus hijos mire si no lo va a engañar a usted).Fue memorable aquel debate público donde estaba siendo cuestionado por la desaparición de las partidas enviadas por la provincia para el arreglo de varias escuelas. Sin perder el aplomo se levantó y se retiró del recinto diciendo que cuando viniera gente de su estatura moral a pedir explicaciones las iba a dar, pero que no pensaba gastar un sólo segundo con los delincuentes de la oposición. El aplauso fue ensordecedor. Porque reconozcamos que Lunita tenía razón. Los de la oposición eran unos delincuentes. Y si no lo eran, de tanto escucharlo ya todos lo creíamos.Y , para ser sinceros, el acceso iluminado se veía precioso. Una pinturita, mire.

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