Perdiendo nuestra esencia

Cedemos al mundo, cedemos a la presión del trabajo, a la presión de nuestra familia, de nuestra pareja...vamos dejando pedacitos de nosotros mismos por el camino.
Y es por eso que hoy escribo en forma de oda a nosotros mismos, a nuestra esencia, a nuestra personalidad.  Porque cada uno tenemos una personalidad única, una esencia única, un ser individual y considero que muchas veces se destila por todo lo que ya he dicho, la convivencia y continuo contacto con muchas personas y situaciones. No os equivoquéis, no es una oda al individualismo, sino a buscar nuestros momentos en los que conocernos y mimarnos, reencontrarnos con nosotros mismos.
Es triste pensar que renunciamos a nuestra propia esencia, muchas veces motivados por gustar a otros, ¿Por qué hacemos eso? Debemos adorarnos a nosotros mismos por como somos, porque no habrá otro igual. Si nos valoramos de este modo quien llegue a nuestra vida con voluntad de querernos, nos querrá partiendo de como somos, no de lo que ellos quieren que seamos.
Una de las cosas más bonitas en el  equilibrio personal, es la aceptación de uno mismo, el que veamos como somos, conozcamos como reaccionamos ante las situaciones y nos vayamos moldeando entorno a la idea de lo que queremos ser, el poder más grande que tenemos las personas es el de controlarnos a nosotros mismos, de controlar nuestras vidas, a quien queremos al lado, a quien nunca, que queremos conseguir,  no ser victimas del miedo y luchar por llegar a nuestros objetivos por muchas puertas que se cierren o por muchos "no vale, no lo conseguirás".
No nos rechacemos a nosotros mismo en favor de nadie, luchemos por nosotros, por nuestros sueños, persigamos cuidar la curva más bonita que tenemos, la de nuestra felicidad. Solo de esta manera, podremos decir que hemos pasado por esta vida luchando por seguir, respetándonos y queriéndonos.