Personas icebergs.

No nació con un pan bajo el brazo, sino con un libro. Escucha más que habla, lee y escribe como forma de vivir la vida, acude cuando alguien la necesita y regala sonrisas a cada corazón que conoce. Es tímida, pero le encanta ser así. No envidia a las personas extrovertidas, no se deja asustar, no es inferior ni superior a nadie, es ella, tan bonita y fuerte como se siente. Lleva desde pequeña un mundo mágico en su interior donde existen miedos, alegrías, sueños y deseos. Las palabras le recorren la piel como tatuajes internos, dejándolos ver a través de una hoja o pantalla  en blanco a punto de ser escrita. Le gusta erizar la piel, hacer recordar o remover algún tipo de sentimiento a quien lee sus pensamientos. Colecciona pequeños detalles en su memoria, llenando ese álbum de recuerdos que le hace crecer por dentro y sonreír por fuera.
Ella es una persona iceberg, la cual lo que muestra a los demás no es realmente lo que es, no es una versión completa de sí misma. Si alguien tiene la fortuna de encontrar a este tipo de personas que se sumerja bajo la superficie, le sorprenderá su grandeza.