Ser tragado por una ballena azul fue el último de sus cincuenta retos. No pudo compartirlo con Pepito Grillo, pues él terminó su juego entrando en una ciénaga plagada de batracios.
Revista Talentos
Tras esquivar los afiliados dientes, llegó al primer estómago en donde los jugos gástricos empezaron a corroer la madera.
Ser tragado por una ballena azul fue el último de sus cincuenta retos. No pudo compartirlo con Pepito Grillo, pues él terminó su juego entrando en una ciénaga plagada de batracios.
Ser tragado por una ballena azul fue el último de sus cincuenta retos. No pudo compartirlo con Pepito Grillo, pues él terminó su juego entrando en una ciénaga plagada de batracios.