En esta ocasión guardo en el baúl la primera experiencia con la pintura de loza, aunque no haya sido tan buena como quisiera. Se trata de un rotulador de pintura termofijable para porcelana.
Hace un tiempo nos regalaron algunas tazas de promoción que no se podían meter en el microondas ni en el lavaplatos. De todas maneras allí fueron, era inevitable. Con dos o tres lavados se les fue totalmente el dibujo, así que pensé en pintarlas, en la tienda de manualidades me sugirieron probar con un rotulador.
Consiste en pintar la pieza, esperar unas horas a que se seque completamente y cocerla 30 minutos en el horno a 170º, de forma que la pintura se fija y se puede utilizar tanto en el microondas como en el lavavajillas.
Dibujar parecía fácil, pero se convirtió en una odisea, la tinta no salia, dibujaba muy poquito, luego empezó a salir un montón, y por último dejó de salir. Total, que fuimos aprovechando el manchón del ojo de Bob esponja para utilizar el rotulador como si fuera una pluma, tomando pintura y aplicándola.
No la acabamos el primer día, me dio la sensación que la pintura se había secado en la punta, así que la lavamos y en la siguiente ocasión parece que empezó a ir mejor, tenia un trazo bastante continuo de casi 2 mm, hasta que dejó de tenerlo.
Acabamos pintando con el reverso de la punta, pero las acabamos.
Después de pasar por el horno no toda la pintura quedó fijada, la que era más fina (o quizá más aguada) se borró en el primer lavado bajo el grifo.
Faltaba la prueba del lavaplatos…me llevó unos días atreverme. No es que el dibujo fue una maravilla, pero da penita ver que el experimento falla…
La pintura ha superado su primer lavado en el lavaplatos!
Si lo vuelvo a probar será con pintura para pincel.
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