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Pisa con garbo y..salud.

Publicado el 13 abril 2010 por Itato

La elección de un buen zapato es una decisión que debería ir más allá de la pura estética o de las últimas tendencias de moda. En el comienzo de los tiempos el ser humano caminaba descalzo, lo que le permitió desarrollar una fuerte musculatura, el descubrimiento del calzado permitió protegerse de los peligros que conllevaba caminar por senderos salvajes y de las inclemencias del tiempo. Sin embargo, lejos de mejorar plenamente la salud de nuestros pies, la evolución de determinados tipos de calzado ha conllevado numerosas patologías derivadas del mal uso de este invento.

¿Cómo es el calzado ideal?

El calzado ideal, según el Colegio Oficial de Podólogos de España, es “aquel que se adapta a la morfología y la fisiología del pie, aportando protección y sujeción y permitiendo una correcta marcha”.

Los zapatos deben de tener la longitud y anchura suficiente en todas las partes del pie (empeine, tobillo, dedos…), para que permita la total movilidad de éste y no intercedan en el movimiento natural al caminar.

Es fundamental tener siempre presente que los pies son la base sobre la que se sostiene nuestro organismo durante la mayor parte del tiempo, por ello es necesario escoger bien la talla para evitar problemas, tanto de pies como de espalda y articulaciones. Los datos publicados por la Sociedad de Pedicuros y Podólogos británica (SCP) son muy reveladores a este respecto. Al parecer, el 37% de las mujeres y el 17% de los hombres compran el calzado con una talla inadecuada. El zapato ideal debe de tener una superficie flexible, evitando las muy duras y planas, debe permitir, asimismo, la circulación de oxígeno por el pie.

Los enemigos, los más codiciados

Parece paradójico que los zapatos que mayor demanda tienen son aquellos que mayores repercusiones negativas conllevan para nuestra salud. Tacones vertiginosos, materiales poco saludables (como plásticos que no permiten la correcta transpiración) o zuecos y manoletinas sin cordones forman parte del calzado que más seguidores tiene. Las medidas homologadas indican que el tacón debe tener una altura intermedia de unos dos a cuatro centímetros, y no debe ser totalmente plano, para no sobrecargar el talón, ni demasiado alto, para no sobrecargar el empeine. Este tipo de calzado causa, además, un aumento de la curvatura fisiológica de la columna, favoreciendo la aparición de lumbalgias.

Las suelas poco almohadilladas y las superficies duras pueden provocar metatarsalgias, debidas a la sobrecarga de las cabezas de los metatarsianos sobre el plano de apoyo. Este problema, frecuente y doloroso, provoca callos recurrentes, problemas de circulación y puede afectar en la postura del cuerpo y la marcha normal.

Por otro lado, debemos prestar atención al calzado que posee dimetilfumarato, una sustancia que puede causar irritaciones graves en la piel (picor, enrojecimiento, erupciones, quemaduras y eczema) además de lesiones oculares y, en algunos casos, articulares. Asimismo, combinada con determinadas patologías, es susceptible de provocar trastornos respiratorios agudos o crónicos. FACUA-Consumidores en acción lleva más de un año denunciando este tipo de materiales y alertando de su presencia en determinadas marcas de zapatos, mayormente provenientes de China.

Dime qué edad tienes y te diré el calzado que necesitas

Cada edad tiene unas necesidades fisiológicas, por ello a la hora de elegir un buen calzado es necesario tener en cuenta una serie de recomendaciones:

-   El primer calzado: Debe proteger el pie sin incomodarlo. Suele recomendarse botitas de piel gruesa, con refuerzos en la puntera y el talón. El principal objetivo es el de aportar seguridad y fomentar la estabilidad en los primeros pasos. Sobre todo, debe aportar flexibilidad y facilidad en la movilidad. Además, los expertos aconsejan  que los niños anden por suelos irregulares (como la playa o la montaña) para que fortalezcan los músculos y desarrollen la flexibilidad. Sin embargo, la mayoría de ellos crecen en ciudades donde el asfalto liso y duro demanda un calzado tipo deportiva.

-   Pruébalo antes de comprarlo: Es necesario que el niño ande antes de adquirir el zapato, ver que se adapta bien a él y no le incomoda al caminar.

-   El dilema femenino: De nuevo los tacones se erigen como el problema que más consecuencias negativas tienen en la salud de los pies de las mujeres. Sin embargo, no es el único: las sandalias favorecen la formación de callosidades en el talón, mientras que los zapatos sin sujeción posterior indicen la deformidad de los dedos en garra, debido al gesto de intentar que no se nos caiga.

-   Los problemas masculinos: En el caso de los hombres uno de los mayores perjuicios se deben a los clásicos mocasines con cordones, ya que tienen refuerzos posteriores demasiados duros, que favorecen la aparición de tendinitis aquílea. Otro de los problemas masculinos es la utilización de zapatos excesivamente cerrados incluso en pleno verano.

-   Los pies más delicados, los mayores: En la Tercera Edad es donde se suelen manifestar con mayor intensidad las deformidades adquiridas a lo largo de toda la vida, es por ello que es especialmente importante una buena elección del calzado. Éste debe ser los suficientemente ancho, flexible y recogido para no causar una sensación dolorosa que limite nuestra marcha.

Fuentes:   FACUA y Puleva Salud

Muy interesante y práctico post! Se dice “para presumir, hay que sufrir” pero las consecuencias de no saber escoger un buen calzado nos pueden pasar factura el resto de nuestra vida: vale la pena? Una vez más, la clave está en buscar el equilibrio, en este caso, entre lo estético y lo práctico y saludable.


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