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Pobre Amanda...

Publicado el 28 enero 2012 por Rubydelfino

Pobre Amanda...

Pobre Amanda...

He llegado a la conclusión de que mi compañera de piso es imbécil. Tiene problemas. Conocí a Amanda hace dos años, en una de las 300 mudanzas que he hecho a lo largo de mi corta existencia. La verdad es que el piso no está mal, tiene estilo, que es básicamente uno de los requisitos que gustaba. Yo es que soy muy de invitar a gente a mi casa, y me gusta que tengan envidia de donde vivo. Ya esto se estilaba en la época del Palolítico y todo eso... A ver, si no, por qué te crees que iban a estar los señores antiguos éstos dibujando caballos en las paredes de las cuevas. Pues yo soy igual. Bueno, deja que me centre.
La cuestión es que cuando me mudé a este super piso del que te hablo Amanda ya vivía aquí. Bueno, vive aquí y trabaja aquí. Porque ella es empresaria y éste es su lugar de trabajo. ¿Empresaria? ¿Empresaria de qué? Bueno, tiene una línea erótica. Tal cual. Me pareció tan sórdido cuando me lo contó, que en mi mente apareció un pódium olímpico y ella colocada ahí, sobre el número uno, como un ídolo. Me encantó. Creí morir. Pensé inmediatamente: "¡Joder! Nos vamos a llevar tan bien...". Pero majo, de vez en cuando, Amanda me mete alguna mentirijilla que otra. Y me ofende, porque eso quiere decir que piensa que me las creo, y no soy mongui. Yo no soy mongui. Ella sí es mongui. Y te voy a contar por qué. 
Lo único que tiene Amanda por aquí cerca es un novio que la trata como el culo. En serio, pasa de ella. Estoy hasta los huevos de pasar la aspiradora por la casa para limpiar toda la pintura y el polvo que deja Amanda cada vez que sus cuernos rallan el techo. Porque sí, su novio Stephan ya se la ha pegado con alguna que otra. ¡Y ella no hace absolutamente nada! Al principio, cuando me contaba cosas sueltas, así como el que no quiere la cosa... yo pensaba "¡Puff...! Pobre Amanda". Pero créeme, es tonta del culo.
Un día, hará cosa de dos meses, me levanté por la noche a beber agua. Stephan se había quedado a dormir, con Amanda. Cuando llegué a la cocina, con esa cara de Carmina Ordóñez hasta arriba de Lorazepam que tiene cualquier persona que se despierta en mitad de la noche, me llevé un susto de muerte. Ahí estaba Amanda, sentaba en la silla de la cocina, llorando y mirando hacia abajo, mirando la pantalla de un móvil. De aquella pensé "oye, como me recuerda esta chica a Kate Winslet en Titanic, moqueando mientras Leonardo va cayendo al fondo del mar en búsca del Costa Concordia". Me acerqué sorprendido, pensando que le habrían dado una mala noticia. Os hago un resumen:- ¿Amanda, ha pasado algo?- Sí... -se traga sus mocos- No sé desbloquear este móvil, ¿me ayudas?
Efectivamente, fue en este momento cuando empecé a confirmar mis sospechas de que este chica tiene problemas serios de capacitación. Se lo desbloqueé y mientras llenaba el vaso de agua, trasteaba con el móvil y, de repente, como una batidora en mitad de la puta noche, sus sollozos se multiplicaron por mil.
- Amanda, ¿qué pasa? -me acerqué preocupado-.- Nada, nada... Vete a dormir, mañana te cuento.
Bueno, tampoco insistí. Eran las tres de la mañana, tampoco iba a montar ahí un Sálvame, tila en mano. Pasé. Y al día siguiente, estando yo poniéndome al día en cosas del trabajo -ya os hablaré de esto, que es un desmelene- Amanda entra a la habitación y me pide hablar con ella. Resumen de la conversación (aspiración de mocos cada cinco segundos): "Stephan es lo único que tengo por aquí. Hace tiempo me contó que había hecho nuevos amigos en el trabajo. Tiene unos 7 sms de una tal IrinaFlopova. La he buscado en Internet y trabaja en Gerona. Allí tuvo él un congreso hace tres semanas. En los sms queda claro que se han acostado y que tienen intención de volver a hacerlo". Sí, efectivamente, los sms lo dejaban claro. Me los contó. Las palabras lengua + polla + saliva + pechos + "postura perrito" no dejaban lugar a dudas. "Siento tanta pena. Me siento traicionada. Siempre he defendido que las mujeres debemos ser independientes y no andar siempre detrás de un hombre, que condicione nuestra vida. Siempre se lo he aconsejado a mis amigas. Pero de repente yo... Sé que tengo que romper con él y aguantar, por mí". 
Fue una conversación de tres putas horas intentando hacer ver a esta chica que debe darse a valer y no bajar la cabeza ante cosas como las que estaban ocurriendo. Para no enrollarme mucho, os contaré cómo terminó la cosa con frases cortas: Stephan se fue de congreso a Zaragoza. Amanda me dice que va a ver a una amiga suya a Barcelona. Mi otro compañero de piso, Cameron, me cuenta que a él le ha dicho que se iba a Zaragoza a ver a Stephan. Yo quedo flipando. Amanda vuelve. Vuelve y con un Periódico de Cataluña bajo el brazo. El periódico está en perfecto estado. Un viaje a Barcelona desde Madrid en autobús son la hostia de horas. Esta inepta debe pensar que no sé que El Periódico de Cataluña se vende hasta en Gibraltar. Deja el periódico sobre la mesa del salón, haciéndome ver que ha estado en Cataluña. Le pregunto que si en Barcelona visitó el Parque Güell. Me dice que sí. Le pregunto que si en Barcelona visitó la Casa Milá. Me dice que sí. Le pregunto que si en Barcelona visitó el monumento homenaje a Madonna por su aportación al mundo de las artes. Me dice que sí. Amanda es imbécil.

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