Poema: La Cometa

Manitas pequeñas que ingenuas, doblan por ahí, por allá. Como dobleces de los caminos esos que andará; cuando deje de doblar la cometa, el volantín, el choncho de diario que construyendo esta.
El que luego izará hacía el cielo y ahí ella se fijará en las nubes que moviéndose están, como poemas que leyendo vas. Tu mirada a lo alto; será como cuando grande; y te creas que volando vas, y muy lejos llegaras.
Ella siente la brisa en su carita de niña inocente que jugando esta al igual que otros niños y niñas a jugar, a correr; con el choncho de papel de ese diario que sacaste sin saber que decía. Palabras, mensajes que presagiaban el comienzo el final de tu cometa, volantín ese choncho de papel que tus manos pequeñitas, doblan por ahí y por allá.
Y lo miras, lo contemplas; tú contenta estas. Es tan simple, frágil, como cuando estas encumbrando tu cometa, volantín y ese choncho de papel… de palabras de leyendas, situaciones que marcando van lo que sucede en tu sociedad.
Giras y giras y enrollada estas con el hilo blanco de tu chomcho de papel, sonriendo te desenredas y vuelves a elevar las palabras, las historias, crónicas de crímenes o guerras; que ajenas son. Solo juegas a encumbrar tu choncho de papel.
A la vuelta de la esquina niña grande serás inmersa en una historia que es posible a lo mejor no aparecerá en un choncho de papel; seguramente serás como muchas frágiles mujeres que escriben su propia historia amamantando uno de sus hijos; los que prontito jugarán libres por los caminos de tierra a encumbrar, sus chonchos de papel. Y tu mujer joven de larga cabellera y formas de montes lejanos seguirás tu historia sin siquiera escribirla; solo siendo ya aquella niña que en el tiempo se extravió y en momentos jugo a elevar chonchos, cometas y volantines de papel.
Por Jeannete Núñez Catalán