Revista Literatura

Poemario incendiado (1)

Publicado el 09 julio 2015 por José Ángel Ordiz @jaordiz

De Mateo García poco sé.

Hace años, le di una limosna a un mendigo y él me regaló una joya, un libro de versos (apenas 55 páginas) con el título en rojo (Poemario incendiado) y en negro la mínima identificación del autor (Mateo García) sobre un fondo blanco, nada en la contraportada ni en el interior acerca del poeta (¿habría tantos escritores si en nuestros libros no apareciese más que un título y, por ejemplo, un simple código de barras, nunca la fotografía del creador ni otras vanidades?).

Agradecí el detalle del mendigo y aún lo agradecí más al leer cada uno de los poemas. Me gustaron tanto que le presté el libro a un amigo experto en versos, con el doble riesgo que conlleva esto porque, como es sabido, casi nadie devuelve libros prestados y los críticos, a diferencia de los sabios, juzgan desde sus torres de marfil, que a veces son simples torres de barro. Pero él me lo devolvió. «No valen nada, sensiblerías», sentenció (tal vez por eso me restituyó el poemario).

No valdrán nada pero en este blog, junto con algo más sobre el mendigo dadivoso y mis pesquisas y presunciones posteriores, aparecerán algunos de esos poemas que tanto me gustan. Ninguno está titulado, a saber por qué.

Aquí va la primera muestra:

A tu lado,

sin banderas ni destino,

sin pasado,

siento que mi cuerpo se diluye en algo cálido

y se aligera.

Soy piedra sin peso,

brasa, corazón, verdad, más humano;

soy como tú me quieras.

Distinto,

dejo que mi espíritu se asombre

y se estremezca.

Digo amorosamente: No soy yo.

Y contemplo cómo mi voz golpea

las frescas paredes del otoño,

que aún no sabe negar,

hasta perderse, allá abajo,

entre las otras voces.

Y no hablo más.

Soy pura felicidad;

admirado,

soy menos sombra.

A tu lado

sé que nací para ser brisa

y acariciar distintas superficies

y gozar de todo

y permitir que todo goce de mí.

Conozco y comienzo a tu lado,

me desprendo de lo que fui

y, ya otro,

mi paraíso es tu rostro enamorado.

(Según mis conjeturas, Mateo García ya no habita entre nosotros, sino que reside en uno de los vastos jardines sin aurora de Luis Cernuda. De ser así, habrá conocido al poeta sevillano y estará en buena compañía, como mi padre habrá conocido a la hermana de https://isabelamor.wordpress.com/ y también estará bien acompañado)


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