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Ponte en onda

Publicado el 19 enero 2013 por Munchkinland
Ponte en onda


- Claudia soñé con él.

- ¿Qué soñaste?

- Soñé que me decía “Ey viejo, ponte en onda wey”

- Hermano, te tengo que contar algo.




Cuando iba camino a la fiesta, en el autobús iba una mujer vestida de traje, parecía un traje espacial raro. Hablé con ella, no sé de qué porque no lo recuerdo. Me solicitó mi celular para ver una información en internet y se lo di, ella revisó su cometido y me lo dio de vuelta.
Hoy presento en ballet, me dijo, y se bajó del autobús.
Quedé observándola, se bajó junto a otra chica que también iba vestida de la misma manera, un traje espacial de ballet, ballet moderno, por decirlo de alguna forma. Parecía que ese día todos estaban de fiesta.
- Que te vaya muy bien. Le grite desde el autobús.
Cuando llegué, la casa tenía un estilo Mexicano, la familia, todos. Mi hermano debía estar ahí, pero no fue, no quiso ir. El ambiente estaba entretenido, intenso. De vez en cuando salían números de bailarines haciendo coreografías de Maddona. Vogue es la que recuerdo, me vi de pronto medio de hombres y mujeres vestidos acorde al video musical.
Demonios, pensé. Yo no soy parte de la coreografía. Mientras intentaba salir de ahí y es que aparecían de repente en la pista de baile y empezaban a actuar. Al apartarme quedé cerca de la salida, había gente fuera.
Fue cuando oí los disparos, fue cuando salí a mirar. Fue cuando todo se desordenó y a él lo habían matado. “Ponte en onda wey” había dicho su amigo en el sueño, él ya no estaba.
La fiesta seguía y parecía que a nadie le importaba lo sucedido, yo pensé en SV, no se imaginaba cuanto lo extrañaba. ¿y por qué pensaba en él en ese momento? No lo sé.
Cuando llegué a casa mi hermano y yo sentados en su dormitorio, me comentó que había tenido un sueño extraño. Mi hermano nunca me cuenta sus sueños.
- Claudia soñé con él.
- ¿Qué soñaste?
- Soñé que me decía “Ey viejo, ponte en onda wey”
- Hermano, te tengo que contar algo.
- Él murió en la fiesta.
Mi hermano se congelaba, quieto y triste ante la situación. No podía creer que había soñado con él y no podía creer que no había ido a la fiesta, no lo había visto por última vez y no pudo impedir que su amigo, a su mejor amigo, le hubiesen dado muerte. Se sentía culpable, era la primera vez que veía a mi hermano así, arrepentido, de no haber estado el último día con él.

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