Primer borrador de Páginas de Metáforas

«Apuntados quedan los nombres
y hoy los invoco
como un conjuro entre los dientes.»

El temblor anticipatorio existe. Es esa sensación que te ataca cuando te vas acercando poco a poco al punto en que sabes que solo te queda plasmar el desenlace a tu texto. Por extraña que sea la historia o lo que tengas entre manos sabes que siempre hay un momento de no retorno en que el final está cerca, en que te queda ya poco, en que te acercas al punto y final. Lo sabes o lo intuyes, según la naturaleza de lo escrito (suele estar más claro si la prosa es la que campa a sus anchas en el folio) y el temblor anticipatorio se apodera de ti entonces.
Este temblor que te hace estar con los ojos abiertos y más creativa si cabe. Esa emoción vaga e imprecisa que te hace estar más y más emocionada ante la perspectiva de que te acercas al fin. Esa felicidad de que vas a terminar, no va a ser un proyecto abandonado, podrás tener pronto entre tus manos su primer borrador.
Así llevo una temporada. Y antes de que me haya dado cuenta del todo, cuando ya empezaba a sentir por dentro ese temblor anticipatorio que solo puede significar una cosa, se hizo realidad lo que llevaba un par de semanas o así intuyendo: el primer borrador de Páginas de Metáforas está terminado.
El pasado jueves veintiuno puse, tras casi año y medio de escritura, punto y final a este proyecto en el que desde enero de 2015 llevo sumergida, con periodos más creativos y momentos de parón por medio.
En realidad debo decir que el gran peso de lo escrito, la mayor cantidad de material la he ido produciendo desde marzo del año pasado hasta el pasado veintiuno de abril. Este último EIR ha pesado mucho más de lo que hubiese supuesto desde un principio. Igual que se ha pegado a mí la constante sensación de presión por el estudio se ha pegado a mis letras y he conseguido, gracias a ello, que saliese lo que quería contar y transmitir.
Queda mucho por pulir y lo sé, como buen borrador que es. Me lo tomaré con calma, puesto que quiero hacerlo con todo el mimo posible. Es posible que toque reescribir alguna parte, o cambiar de sitio, tocar versos, editar las erratas... Lo que sea necesario. Pero ahora me permito disfrutar de la increíble sensación que ha sido para mí que un día tan especial como el pasado jueves, con el inicio de la Feria del Libro (y un recital de Poesía para la libertad que hubo, al que asistí y donde acabé leyendo sin esperármelo). Ahora es mi momento de disfrutar del rastro que ha dejado ese temblor anticipatorio y, por supuesto, de la enorme sensación de saber que he terminado con un proyecto literario este año.
Ah, y también es el momento de seguir trabajando en otras cosas que sabréis pronto a través de mi newsletter. Un poquito de paciencia, el 27 se acerca.