Revista Literatura

Proyecto Adict@s Diciembre/2013: El Tic...

Publicado el 22 diciembre 2013 por Patriciao @patokata

Al fin Navidad
El año había transcurrido a mucha velocidad y para Ernesto eso era muy bueno. Él pensaba que los únicos días dignos de ser vividos eran las fiestas tradicionales y la licencia anual, que coincidía justamente con aquellas. Los 24 de diciembre, pasado el medio día, respiraba aliviado, se aflojaba el nudo de la corbata y conducía a hacer sus diligencias canturreando algún villancico. Esa fecha y sobre esa hora del día, luego del obligado brindis que el jefe acostumbraba a hacer con sus empleados, y al que asistían todos con fingido entusiasmo, marcaba el fin de su año laboral y el inicio de sus tan ansiadas vacaciones. Ernesto tenía cuarenta y nueve años y era soltero, no tenía familia pero cada año adornaba su casa como si vivieran niños en ella. Adoraba estas fiestas, especialmente la Navidad, fecha en la que se permitía ser él mismo y cumplía su fantasía más oculta. Para ello era que, esa fecha, siempre iba a la misma tienda, donde ya lo conocían y lo recibían con solícita atención; lo acompañaban durante su estadía en el local, recomendándole lo último y lo mejor para comprar. Le gustaba tomarse su tiempo, al fin y al cabo era su día especial del año. Hacia la media tarde llegaba a su hogar. Lo primero que hacía era prender todas las luces de colores, las de dentro y las de fuera de la casa, sin importar que aún hubiera luz natural; luego, se quitaba el fastidioso uniforme, dejándolo en el canasto de la ropa sucia, y tiraba los zapatos en cualquier sitio. Cuando al fin quedaba con los boxers¹ floreados y las medias azules, se servía un güisqui con hielo y se sentaba en su sillón favorito, poniendo los pies sobre un cómodo cojín y degustando el líquido con placer. Hacía las diez de la noche, como todos los años, llegaba el delivery2 que le traía su cena navideña: pollo a la naranja con papas y boniatos bien dorados, además de una ensalada de lechuga y tomates; su cena preferida. Luego de despedir al muchacho, no sin antes entregarle una propina sustanciosa, se centraba en preparar la mesa donde disfrutaría de semejantes manjares, exactamente hacía la medianoche, ni un minuto más ni uno menos. Cuando la mesa quedaba lista, Ernesto se dedicaba a husmear con ansiedad y deleite en las bolsas de las compras de esa tarde; tomaba con delicadeza cada artículo y lo admiraba con ojos brillantes y una gran sonrisa en el rostro. Empleaba el tiempo que faltaba para la entrada de la Nochebuena en pasearse de un lado a otro del dormitorio ocupado en distintas actividades. Al fin cuando sonaban las campanadas él estaba listo, como cada año, frente al espejo de cuerpo entero que tenía tras la puerta de su dormitorio; contemplándose, con las manos en la cintura, volteándose a un lado y al otro, mordiéndose con ansiedad el labio inferior. Cuando estaba satisfecho de lo bien que lucía con esa combinación rojo fuego, las ligas y las medias de red, y los zapatos de tacones altos, se hacía un guiño, haciendo aletear las pestañas postizas que resaltaban el verde de sus ojos, y le tiraba un beso a su reflejo, con los gruesos labios delineados en rojo, al tiempo que se arreglaba con coquetería los largos bucles de la peluca rubia. Y así, vestido de la manera que añoraba todo el año, se sentaba con elegancia frente a la mesa que había preparado con esmero y disfrutaba, con gestos delicados y satisfechos, de esa cena especial de Navidad.
Diciembre 2013
1-Calzoncillo, tipo de ropa interior masculina.Wikipedia.
2-Reparto o entrega es una actividad parte de la función logística que tiene por finalidad colocar bienes, servicios e información directo en el lugar de consumo (Al cliente final). Wikipedia. 3-Españolizado del inglés whisky RAE
 ¡Muy Felices Fiestas para todos! Proyecto Adict@s Diciembre/2013: El Tic...

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