Puntos suspensivos (…)

Un trébol de cuatro hojas

En coloquial, trae buena suerte.

Buena suerte da tenerlo como tatuado…

Como tatuado en el cuerpo, en el corazón.

¡Que alegría!…

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Cuantas ideas locas se suman. Soy un fantasma que, generalmente, pasa a través de las paredes pero la de ese “pendiente” es imposible. Igual, masoquismo. Los seudónimos han hechos su intentos… sin suerte.

Recordé hace unos días, unos quince días, un viaje que quería hacer “Por la ruta 40” todavía esta la idea y todavía esta el proyecto,  “las calles de sole”, también.

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De verdad que escribo alegremente como hacía tiempo no escribía. Cuando 2 + 2 – 2 = 2 me ilusiona (ja)… frente a la computadora, café en mano, hoy ante mí una silla y una biblioteca, antes la pared y sobre el monitor los libros, horas escribiendo. Son las siete y una demanda espera.

Hoy discrepo con migo mismo los modos, las causas, todo. Se algunas cosas, lo mínimo que lo privado permite. Los enanos se convierten en todo. Una escritora como “La Storini” –así le decían en la época- trae a los libros, que siempre los compare con la vida, los mejores sentimientos. Sacan lo mejor del lector, le regalan los mejores capítulos.

Los tres puntos suspensivos (…) mas motivantes que leí algún día.

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