Revista Diario

¿Qué harías tu?

Publicado el 18 enero 2017 por Noe @NoeiPau

Es una de las personas que va a casi todas partes con su coche y casi nunca va en transporte público. No, no va a comprar el pan en coche ni tampoco lo coge para ir a 300 metros de casa, pero si lo hace para ir al trabajo y sobre todo para poner el “mute” a la rutina circulatoria de la gran ciudad y poner las coordenadas precisas que le lleven, como poco a 150 kilómetros de allí.

Tampoco es que piense que las personas que utilizan el transporte público sean menos ni tampoco es que tenga un cochazo y necesite exhibirlo. Más bien, su trastillo con 4 ruedas es un rinconcillo donde pone sus cinco sentidos al volante y solo se concentra en todo aquello que acontece mientras conduce. ¡Montaña rusa que no dejas tiempo para pausarte y tener un rato para pensar, bendita seas!

Las escasas veces que coge un tren, los nervios poco a poco empiezan a florecer. Sabe que otra cosa no, pero toda la concentración que tiene mientras conduce, desaparece en el tren y el tiempo dejará de volar para convertirse en su peor enemigo, en unas manecillas de reloj adormecidas, ralentizadas que alimentan pensamientos aparcados en un rincón de su memoria, rodeado de algodones, consiguiendo así que el frío no se apodere de ellos, que logren estar cálidos.

¿Qué harías tu?

Tiene treinta minutos de trayecto, demasiados minutos para pensar. Mientras espera el tren, las piernas se tornan rígidas por breves instantes, se tensan. Llega el tren, sube los escalones, mira en el vagón y encuentra un lugar justo al lado de uno de los ventanales. Poco a poco, su respiración parece volverse relajada. Pero se asusta al oír el temblor de las estrechas vías de tren por las que circulan los vagones, nota que paralelamente al viaje en tren, había empezado unos instantes antes de este acontecimiento, el viaje a su memoria …

Recordar le revuelve la memoria, los pensamientos tachados con un marcador blanco, aunque eso, nunca los hará desaparecer. También le trae momentos muy felices con aromas del ayer, y cuando viajan al presente se tornan instantes dulces que contrarrestan los momentos menos afortunados y más agrios que han acontecido en su vida.

Mientras el tren avanza, piensa si es mejor llegar a la estación de destino o bajarse del vagón en la próxima parada.  ¿Qué harías tu?


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