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¿Quién quiere ser presidente?

Publicado el 06 noviembre 2012 por Perropuka

¿Quién quiere ser presidente?

La herramienta de trabajo de Su Excelencia

Si algo tienen de revolucionarios, ciertos mandatarios de la región, es la capacidad de prosperar en poco tiempo, sacando nota alta como si fueran alumnos aventajados del capitalismo al cual dicen combatir con sus medidas más revolucionarias que las vueltas de un trompo. La gente de negocios, que sigue a rajatabla las recetas de la economía de libre empresa, se pregunta qué fórmula milagrosa aplican los personajes de la política para aumentar su riqueza personal, aunque la macroeconomía no vaya viento en popa. Una cosa está clara, los políticos en función de poder nunca pierden ni un centavo de su patrimonio, al contrario salen reforzados. Antaño la situación era distinta, no pocos gobernantes salían arruinados de su paso por la función pública. Eran otros tiempos definitivamente.
Resulta impresionante que los gobernantes más devotos del discurso socialista, con su baladilla trasnochada de trabajar por el pueblo, para combatir la pobreza, la desigualdad, etc., sean los que más lujos y tratamientos de divas se hagan proporcionar con los recursos públicos. Promotores del lenguaje integrador y biempensante, en su infinita desfachatez, disfrutan de los bienes suntuosos, llamándolos “herramientas de trabajo”, empezando por los aviones ejecutivos, acondicionados a capricho personal.  
Para nadie es un secreto las fortunas que han amasado algunos gobernantes, comenzando por los hermanos Castro en Cuba o el clan de los Chávez en Venezuela (y cuyas proles disfrutan a toda marcha mientras los papis proclaman que el capitalismo es malo), pasando por el presidente Correa de Ecuador y, de manera alarmante, el enriquecimiento repentino de los Kirchner en Argentina (Cristina Fernández poseía un patrimonio personal de casi 39 millones de dólares en 2011, según la revista Forbes). 
Por otro lado, Evo Morales y el presidente Mujica de Uruguay, son los gobernantes más pobres de la región. Sin embargo hay una sustancial diferencia: A pesar de que Mujica tiene un sueldo aproximado de 12.500 dólares mensuales, dice que el 90% de su salario lo dona a causas sociales, afirmando "con ese dinero me alcanza, y me tiene que alcanzar porque hay otros uruguayos que viven con mucho menos", consecuente con lo que dice, vive de una manera frugal y extremadamente sencilla, ajeno al protocolo y hasta ha sido visto comprando una tapa de inodoro como cualquier paisano, vigilado discretamente por la seguridad presidencial. En contrapartida, es cierto que Morales tiene el sueldo más bajo (algo más de 2.000 dólares) porque él mismo se lo rebajó al principio de su mandato, pero paradójicamente, a medida que pasaba el tiempo se fue encaprichando y compró un avión nuevo,  ha encargado además, la construcción de un palacio presidencial más grande y un museo personal en su pueblo natal. Ahora únicamente circula en coches de alta gama y más custodiado que un rey, por un numeroso contingente de seguridad, que no poseían los gobernantes anteriores. Y luego dice que la gente lo ama y que todos “esos gastos son para servir al pueblo”. 
Se oye a menudo, en el exterior, que Evo es un ejemplo para la región, por su modestia y aparente pobreza, recalcando su irrisorio sueldo, pero nunca se detienen a pensar que en Bolivia, el salario mínimo equivale a 144 dólares y el sueldo promedio apenas bordea los 500 Sus. Lo que gana el presidente es más que suficiente para vivir con holgura, y muncho más aún, considerando que prácticamente todos sus gastos personales - vivienda, transporte, comida, etc.- los paga el Estado. 
Estos días, el aumento del patrimonio del mandatariodesató la polémica en todo el país. En sólo seis años triplicó su patrimonio neto, alcanzando actualmente a 390.000 dólares según datos oficiales. Nada mal para un dirigente cocalero. Pero la oposición cuestiona que, sumados todos los sueldos y aguinaldos, no son suficientes para explicar tal aumento, y aun tomando en cuenta que se hubiera ahorrado todo el sueldo. Cabe preguntarse también cómo se las arregla Evo para pagar la asistencia familiar a sus dos hijos jóvenes y para comprarse los trajes estilo Mao con ribetes andinos de diseño exclusivo que cuestan más de mil dólares cada uno. Todavía más, a menudo el presidente es nombrado padrino de una promoción de colegio, o de donante de camisetas para un equipo de fútbol de cualquier sindicato, y por consiguiente se espera que haga un desembolso. Cuando era un simple diputado, Evo ganaba un mejor sueldo y era más pobre. Ahora percibe menos y sin embargo, es más próspero. Que alguien nos explique. 
Para marear la perdiz, no han faltado cortesanos que disfrazados de ministros y diputados han defendido que “el señor presidente trabaja más de 12 horas al día, incluso sábados, domingos y feriados, y merece ganar más”. Y que todo lo que tiene se debe a que sus bienes (una casita en Cochabamba y una parcela agrícola en el Chapare) se han revalorizado con el tiempo. Para ser transportado en avión exclusivo, y de paso jugar al fútbol en horas de trabajo con la excusa de inaugurar una cancha o disfrutar de cenas caras en hoteles de lujo so pretexto de agasajar a cualquier burócrata de otro país u organismo internacional resultaría difícil hallar a alguien que no se resistiese. Así da gusto. Aunque se sea un presidente pobre.

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