Revista Talentos

Recuerdos de España: 34 días memorables

Publicado el 03 noviembre 2013 por Manuel Somavilla
    El día 20 del pasado mes de septiembre aterrizaba en Madrid, España, procedente de Palmas, Tocantins, Brasil.
    Ya desde un principio comenzó torciéndose.
    Buscando un vuelo barato para viajar a España, entrábamos en temporada baja, septiembre, me obcequé con una oferta de lo más tentadora. Tentadora pues el viaje me permitiría conocer, aunque solo fuera durante las horas justas para hacer unas compras en Lenox, los Estados Unidos, país por el que nunca tuve el más mínimo interés en conocer, supongo que por la saturación de información sobre el país con que nos bombardean los medios informativos. Pues como decía, compré los billetes para mi esposa y para mi sin  comprobar si necesitábamos algún documento adicional además del pasaporte.
    Seguramente yo confiaba en mi nacionalidad española que supuse evitaría cualquier sospecha y, por otro lado, recordando que recientemente Dilma Rousseff había visitado Estados Unidos, asimismo, no encontré motivo para que solicitasen nada más.
    Pero sí, claro que sí, exigían un trámite más.
    Exigían un visado en cualquier caso y aun teniendo en cuenta que nosotros solo estaríamos allí en tránsito.
    Rápidamente accedí a la web para buscar que clase de visado era ese y me encontré con la web procurada para la obtención del ESTA (Electronic System for Travel Autorization) dónde podríamos obtener los Visados.
    El mio fue un trámite sencillo, simplemente rellenar los datos personales y responder a 7 preguntas a las que nadie en su sano juicio nadie contestaría que sí, pues es como reconocer que eres una persona insana, mental o socialmente y ya sabemos que en USA todo es de lo bueno lo mejor.
  1.     Las preguntas son del tipo, ¿tiene usted una enfermedad contagiosa, enfermedad física o mental, o es usted un adicto a las drogas?,
  2.  ¿Ha sido usted arrestado o condenado por un delito o delito que implique depravación moral o una violación relacionada con una sustancia controlada, o pena de reclusión de cinco años o más, o ha sido un traficante de sustancias controladas, o se le trate de entrar a participar en actividades delictivas o inmorales?
  3.     ¿alguna vez has sido o está ahora involucrado en espionaje o sabotaje, o en actividades terroristas, o genocidio, o entre 1933 y 1945 tuvo usted, de alguna manera, en persecuciones asociadas con la Alemania nazi?

    Y así hasta 7 preguntas todas del mismo pelo...
   
1º Palmas-Brasilia
    Este trayecto, realizado decenas de veces, bueno, en todo caso muchas veces, vino precedido de la inevitable despedida de Waneska en el aeropuerto de Palmas, con las emociones normales pero que según pasan los años y me acerco a los 50 se acentúan más y me producen un nudo en el pecho que me llega a compungir.
Recuerdos de España: 34 días memorables
 de Brasilia-Atlanta (USA):
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     Pero al final lo más penoso no fue  las 12 horas de espera, en Tránsito, vagando  por los pasillos del aeropuerto más transitado del mundo en plan Tom Hanks en La Terminal, o el más actual Snowden.    Y ni siquiera lo fue el estar a punto de echar el bofe haciendo un sprint para lograr llegar al y último vuelo ATL-MAD (España), eso fue un juego de niños. Aun me quedarían unos 350 km hasta Polientes (Cantabria) en dónde guardo mi más reciente historia personal, algunas propiedades y mis más íntimos recuerdos. 
    Una vez llegado al aeropuerto de Barajas, con todos mis bultos en mi poder me dirigí a retirar el coche en FireFly que había alquilado por internet a muy buen precio para los 34 dias que estaría en España, 410 euros con seguro a todo riesgo. 
    Estaba "zumbado" por el jet-lag, fatiga que produce la descompensación horaria tras un viaje, y mi primera reacción fue "tirar millas" lejos de aquel ruido infernal. Más tarde me daría cuenta que el ruido lo llevaba conmigo. No sé decir si llege a Barajas pueblo o quizás a alguna población cercana al aeropuerto. Solo recuerdo que nada más llegar a un lugar de la comunidad de Madrid, de cuyo nombre no puedo acordarme, cercano a la capital, después de rodar por una cantidad estimable de rotondas, cambios de sentido, calles, callejuelas -éstas menos-, casi me di de bruces una tienda de Vodafone.     Busqué aparcamiento en la bien urbanizada alameda, a la entrada del madrileño pueblo, y descendí del Skoda Fabia, en perfecto estado de revisión. Compré 2 tarjetas Sim Prepago, una para el móvil y la otra para el modem usb y, menos mal que tenía tarjetas de crédito, aboné la compra. 
    Tenía ganas de tomar un café y un buen bocadillo hecho con pan español pero, ni un duro, apenas 20 reales brasileños, es decir, ni un euro. Quise pagar con la tarjeta, pero por 3 euros me dijo que le salia más a cuenta regalarme el café y el pincho de tortilla.     ¡Yo alucinaba!.     O sea que en Palmas, Brasil, hasta un periódico que cuesta menos de 2 reales, 60 centimos de euro aproximadamente, te lo cobran con cualquier tarjeta sea Visa, MasterCard o, si me apuras, hasta transferencia bancaria, y resulta que en mi gran España son capaces de regalarte una consumición con tal de no cobrarte con tarjeta.      Seguro que tiene su lógica explicación, pero aun no me he adaptado a esta forma de pensar europea, aunque mejor diría que no comprendo como permiten a los bancos chantajear así a sus clientes.
    Entonces decia que, después de tomarme el café de balde e intentar infructuosamente de retirar dinero del cajero, fue inutil querer recordar la clave y al final la tarjeta se bloqueó, confundido por el jet-lag, conseguí desplazarme hasta el coche y retomar camino hacia Burgos.
    Casi por intuición, en aquel confuso laberinto de circunvalaciones, logré llegar a la A-1.
    El viaje fue tranquilo y reposado, nada que resaltar, y al alcanzar los primeros barrios del sur de la capital burgalesa, ya se intuían las espadañas de su catedral. Me dirigí hacia la carretera de Santander, en el norte de la histórica capital, dónde se encuentra El Mirador, una especie de gran superficie comercial a modo de Valle Real en Santander, Max Center en Bilbao, etc., etc...
    Sintiendo el frio aire de finales septiembre en mi cara empecé a reconocerme como realmente era, un chicarrón del norte. Lejos, muy lejos, quedaban los asfixiantes vientos y las ardientes solanas, la humedad tropical y sus aguas corrientes termales , exactamente a 7.500 km., kilómetro arriba, kilómetro abajo. (Fuente: Google Maps)
    Me abastecí de las 4 cosas de primera necesidad para la cena y el desayuno, tomé una Mahou y salí pitando hacia el valle.
   Nada que resaltar si no es por los miedos a situaciones extremas que se empezaban a suceder y ya había olvidado. En mi prepotencia de salvador del nuevo mundo, hacia 2 dias, en Brasil, clamaba al cielo por la manera de conducir de sus jóvenes.
    Al momento me retracté de lo maldecido y me di cuenta que, "en todos los lugares cuecen habas, y en mi casa a calderadas".
    De estos últimos, tan pronto llegué, tuve rápido recordatorio, pues los paisajes, olores y sensaciones, tanto emocionales como termales, éstas en ºC, me dibujaron un realista croquis de la situación.
    Después de todo y por lo que abro el blog es para mostraros las instantáneas más bellas de los paisajes naturales y monumentales, desde América hasta Europa, que capturé para traerme de vuelta hasta Brasil.
Sin Comentarios...solo imágenes...
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