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Reseña literaria "Doctor Pasavento" de Enrique Vila-Matas

Publicado el 01 abril 2013 por 1001lectores @1001Lectores
Confieso que es difícil comentar un libro, que para empezar está dedicado como todos los de Enrique Vila-Matas a una tal Paula de Parma, desconocida en la sociedad que frecuenta. Solo tiene sentido para sí mismo. Y tal vez para quien logre descubrir el encriptado de sus textos.

Doctor Pasavento es un tomo de 400 páginas incluido en Narrativas hispánicas, de Anagrama. Hago hincapié en "Narrativa", pues es lo que percibo, no es una novela en absoluto. Mezcla la literatura naturalmente, con la filosofía, la historia y con ello escribe un ensayo al que no le quito su valor. Me parece un encaje de bolillos, que aprecio exclusivamente por la dificultad que supone, para exponerse como un loco. ¿Cómo se puede mantener una “trama” con un hilo argumental, a mi modo de ver tan pobre en principio, como la Rue Vaneau?

Sé que el protagonista se presenta como alguien sin nombre, que aprovecha la excusa de hacerse pasar por otro, para desaparecer y ver la posible repercusión. Voy más allá, la interpretación es libre. Se trata de una digresión; entiendo que en un corto espacio de tiempo, donde alguien, da igual su nombre, -de hecho no existen, Pasavento, Ingravallo ni Pinchon o Pynchon- donde alguien trata, digo, de explicarnos su vida a pedacitos que escribe en papeles sueltos para volver finalmente al mito de la Caverna. Solo veo a alguien que persigue su verdad, a través de una calle y de unos supuestos viajes en que se dan en el tiempo y el espacio.Para ello tiene a Walser, con otros muchos paseantes y otros tantos manicomios; los miedos que a todos nos atañen. Y ahí la locura con la que tontea también. Por momentos parece que el lector está en el siglo pasado, con Kafka, Hölderlin y demás colegas cuando, de pronto un detalle le devuelve a lo contemporáneo. Ni siquiera estoy segura de lo que acabo de escribir. Es mi punto de vista; el del escritor lo desconozco totalmente, nos maneja

a su antojo. Se permite nombrar a Christian Bourgois en varias ocasiones, que es quien le edita realmente; de hecho crea una subtrama con él, del mismo modo que se pasea por calles tan conocidas, como el Paseo San Juan yendo a los Maristas. En las últimas páginas está la esencia; alguien le pregunta al Dr. Pychon, “Usted es…” “No, o no soy” “Me llamo así, Yo no soy”Juega con nosotros, nos lleva por tantos lugares sin moverse de su rue Vaneau, que es indudable que representa la parte más importante de su vida. Conocemos a cuantos han vivido en ella, sus portales y sus cafés. Imagino entonces, que ha sido feliz, que ha amado, ha tenido hijos (¿Nora?), ha conocido a los grandes y ha vivido plenamente. Por ese motivo la nombra hasta la saciedad. La rue Vaneu llega a convertirse en pesadilla. El otro hilo conductor de este libro, es sin duda el Dr. Walser, que no me atrevo a definir. Imagino las circunvoluciones de un cerebro, repletas de imágenes escritas, los famosos microgramas. No doy para más.En resumen, tanta cita, tanto nombre, tanta vuelta de tuerca, me cansa y me cansa mucho. Como experimento literario lo apruebo, pero sinceramente lo hubiera abandonado a la mitad, de no ser por el Club de los 1001 Lectores. Dicho lo cual, sería magnífico conocer e intercambiar opiniones con Enrique Vila-Matas, porque lo oscuro, lo difícil resulta atractivo, sin duda.Acabo de lanzar un órdago. Seguro que La Esfera lo recoge.Reseña: Isolda.

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