Durante las dos semanas que estuve en la Isla, tuve el mejor guía turístico que se puede tener en la vida: mi tío Mario que conoce la isla mejor que las gavetas de la mesa de su escritorio (Y esto lo he comprobado)
Marito me dijo: “Gran Canarias es mucho más que sólo playa; y eso es lo que quiero que conozcas”. Y vaya que lo es. Cada día hacíamos rutas diferentes conociendo prácticamente toda la isla. Así que voy a compartir con vosotros las rutas diarias que hicimos en varios post, porque tengo demasiada información.
Mañana del día uno: ¡Hola Roque Nublo!
Una de las cosas más fantásticas de Gran Canarias, es su microclima: si en el norte hay nubes, en el sur hay sol, si en la costa hace calor, puede que en alguno de sus picos haga frío. Así que en un mismo día puedes pasar por distintas sensaciones.
El primer día viajamos hacia el punto central de la isla: Tejeda y subimos hasta su cumbre. La primera parada fue en la Caldera de Bandama, un gran cráter volcánico desde que el se ven unas fantásticas vistas de la isla.
Y qué decir del contraste entre la tierra negra volcánica y el verde del campo del Real Club de Golf, uno de los más antiguos de la isla. Si se acercan a jugar unos hoyos, mejor que lo hagan muy bien, no sea que termine en el fondo del cráter que tiene una profundidad de 200 metros y un diámetro de un kilómetro.
Nosotros disfrutamos de la vista desde lo alto, pero si se animan a caminar pueden bajar hasta la caldera y conocer las distintas fincas que están dedicadas al cultivo de la vid. Sí señor, vino en tierra volcánica, quién lo diría.
De hecho, si son amantes del vino una parada recomendada es la Villa de Santa Brígida que ofrece la Ruta del Vino, que recorre la zona de Bandama y el Monte Lentiscal.
De vuelta a la carretera llegamos a la Vega de San Mateo, muy conocido por su mercado agrícola y artesanal que se hace los fines de semana. ¡Lástima que nosotros fuimos un lunes! Pero pudimos pasear por sus calles, conocer la Iglesia de San Mateo, el quiosco de la música frente al Ayuntamiento. Por cierto, datos curioso: la campana de la iglesia que está en la entrada es de 1.803.
Luego de tomarnos un café de media mañana continuamos hacia el Pico del Pozo de las Nieves, que es el punto más alto de la isla – digamos que es un mirador natural de 1,449 metros de altura- y desde allí es necesario disfrutar del Roque Nublo en toda su expresión y preguntarse: ¿Cómo rayos esa gran piedra se mantiene allí? Y girar la cabeza para reconocer el Roque Bentayga, y luego buscar “la rana”. Todo esto sin moverse de sitio y con una vista impresionante.
Seguimos nuestro camino hacia Degollada de la Becerra -es bastante raro que algo se llame degollada, y créanme no es la única que hay- y sin tener miedo por el nombre tan extravagante, por favor deténganse con el coche para ver una piedra llamada El Monje (claro por su forma) y nuevamente el Roque Nublo.
*Allí se ve el monje… ¿Lo ven?
La siguiente parada es el Parador de Cruz de Tejeda, allí pueden comprar artesanía u productos típicos de la región. También hay una oficina de turismo, con unas chicas muy amables que les van a dar toda la información que quieran (Agarren todos los folletos, están organizados por pueblo y traen la receta típica de cada uno: ¡sin desperdicio!)
* Al visitar el parador, deben buscar la calavera que sonríe. ¿Pueden verla aquí?
Aunque en el Parador hay lugares para comer, mi recomendación es que tomen el coche y sigan hasta el Bar de Perera, no sólo es más económico, sino que la comida es divina. Nosotros probamos los calamares, la vuelta de cerdo, ensalada fresca, papas arrugadas con mojo (No puede faltar) y de postre mousse de chocolate con bienmesabe. ¡Y a explotar de felicidad!
Próximo Check-in: ¡desde Tejera hasta Moya!
* Muchos más Check-in de nuestros viajes o de las postales de viaje que le envío a mis sobrino
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure