Revista Diario

Si una noche de invierno, una viajera

Publicado el 27 enero 2015 por Evamric2012

SI UNA NOCHE DE INVIERNO, UNA VIAJERA

A veces llegamos hasta aquí para hablar de algo, y a veces romper el cristal de lo virtual, porque a veces se traspasa, es cierto, con más o menos tino. Venimos hasta aquí para hablar de un viejo recuerdo, excentricidades, un libro,

neuras, una peli, o mil canciones que nos gustan y se la sudan a más de la mitad. Por momentos dejamos algo nuestro, los más, todo es ficción, como cuando quemamos iglesias, o penetramos en un bosque para comer galletas que nos engrandezcan o nos dejen más pequeños si cabe.

Llenos de dignidad, de soberbias malgastadas, de egos desnutridos en busca de fáciles aplausos..., aceptamos hasta con hipocresía que nos alaben la poesía fallida, la palabra estúpida, y la mentira cubierta de halagos. Pero, la función sigue, no es lo mismo predicar que sembrar estrellas, aunque luego las maten de un balazo en el puesto de una feria de agosto, pero es que va y yo sólo tengo un blog, y a veces para decirte y decirme que estás/mos vivo/s , que respiras/respiro, y entonces se dispara un góspel, como cuando voy a la church improvisando un domingo, dejando tirado a ese viejo amante que intentaba también improvisar en mi cama, y que va, y ay, va y me abraza sólo ese sábado que necesita de la comunión de dos cuerpos desnudos, cuando mis ojos comulgan con otra desnudez, y es que la realidad está tan lejos, allá en las orillas de tantos Ceutas y estrechos de nadie, entre muertos, peces de nadie que sólo buscan ser ángeles en ciudades de asfalto; las tragedias nadan en la nada, y así, nadando entre la podredumbre de la mísera humanidad, y pese a todo aún puedo besarte, dejarte mi boca abandonada al aleteo de tu lengua, y hacer vibrar los pocos besos que me quedan... y sólo así aún puedo olvidar o recordar, rescatar las sombras que me dicen que la vida es ya, y volar por encima de los hospitales y el pánico escénico ante las blusas blancas, y escucharte decirme que el instinto de supervivencia puede más que los te quieros, aferrarme a ti, a esos nosotros, despojados de pronombres. Ea, dale, dame la mano y vamos a sentarnos en aquel banco de octubre que firmó el abrazo de un sueño. Subamos al escenario e interpretemos de nuevo ese abrazo, pintémosle una sonrisa ruborizada como cuando éramos niños, y muramos en el intento de hacer nacer una nueva ilusión, un sueño de verano, volemos hacia esa primavera que saldrá aunque le toquemos mucho los cojones, y pese a estas sábanas que sudan miedos y tempestades, que las mentiras no duelen hasta que la verdad las hace estallar, y tengamos la fiesta en paz. Ya recién llego a casa, la vida bulle en la habitación de al lado, mañana sé que me esperará un buen desayuno, mientras llego a ese café y me buscas un pain au chocolat.
Un día más, y otro, y otro... hasta que termine la función y dándonos esa tregua que se llama, un abrazo con los que fuimos y somos, esencia pura, polvo de estrellas, hasta que volvamos al ímpetu rebelde para tomar aire y programar la temporada que se avecina con la elegancia que cada nueva obra y sus autores con su esfuerzo por gustarnos se merecen.

Y mientras que suene esa música:

Sí, esa misma, la de esa de yo, morena, y tú, loquito perdío.


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