Revista Literatura

Si volviese a nacer

Publicado el 28 septiembre 2016 por Alsegar

POEMA DEDICADO A MI HIJA IRENE QUE EL DA 15 DE OCTUBRE CUMPLE 18 AÑOS.
SI TE APETECE PUEDES ESCUCHAR LA CANCIÓN MIENTRAS LEES.
SI VOLVIESE A NACER.
Si alguna
vez volviese a nacer

pediría
volver a ser tu padre.

Si alguna
vez volviese a nacer

pediría volver
a ser

el
constructor de tu camino.

Si alguna
vez volviese a nacer

pediría
volver a regalarte

todo mi
cariño.

Si alguna
vez volviese a nacer

pediría
volver a ver esa carita,

esa sonrisa,

esa
felicidad.

Todas esas tardes de tu niñez
que pasé a tu lado,
todos esos juegos compartidos,
todas esas horas juntos,
unidos,
inseparables,
están grabadas a fuego en mi memoria.
Todas esas papillas vomitadas,
esos rasguños del parque
esas fiebres altas,
esas horas en la sala de espera de pediatría
somnolienta tu por la destemplanza,
somnoliento yo por la falta de sueño,
todo eso mi amor
forma parte de mi vida,
de ese baúl de los recuerdos de nuestra vida,
que solo tiene dos llaves: la tuya y la mía.
Pero el tiempo transcurre más rápido de lo deseado.
Ahora has crecido.
Vas a cumplir los 18,
la edad en que las imposiciones
nos exigen dejar atrás la infancia
para emprender una vida adulta.
Puede costar digerirlo,
pero es esencial aceptar que un hijo crece;
es esencial saber estar a la altura de los cambios;
esencial aceptar su personalidad,
su sello propio,
sus singularidades.
Solo quisiera tener la certeza de haber acertado;
de haber sabido mostrarte el camino correcto;
de que sepas que me tendrás siempre;
de que mi amor por ti no tiene límites;
de que sabrás afrontar la vida con valentía;
de que tu futuro será el triunfo de mi pasado;
de que aprendieses que se debe hablar
en el momento oportuno,
y callar de forma adecuada;
de que sepas que si te arriesgas,
y tus decisiones te hacen caer,
yo tenderé la red que amortiguará tu caída,
aunque nunca censuraré tus posibles errores
porque yo no pretendo ser un ejemplo,
ni un modelo a seguir,
tan solo quiero ser esa mano amiga
tendida a tus posibles desengaños,
una mano que sepas que está ahí
pero que ojalá no necesites nunca,
porque cuando te mires en el espejo
veas en ti misma
el ejemplo de integridad a seguir,
y en mí tan solo la imagen de un padre
que se conformaría con volver a serlo
si alguna vez volviese a nacer.

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