Publicado el 09 enero 2018 por 50palabras
@50palabras_
Empezaba a clarear cuando escuché sus sollozos. Caminé unos metros hasta ella. Entre lamentos preguntó: —Pero, ¿quién soy yo? Acaricié su cara. Susurré: —Sólo ha sido una pesadilla. —¿De verdad? Estiré las sábanas, desmadejadas en su miedo, y se calmó. Amargamente volví a mi cama. No dijo "gracias, hijo mío".