Sobre el rollo cultureta

Últimamente a mi Jorge y a mí nos ha dado por el rollo documental cultureta y hemos encontrado un filón. Porque nosotros somos mucho de ver algo y luego darle muchas vueltas, que los domingos por la tarde en Madrid no dan para mucho más que para ir al cine, y se crea hábito. En fin, cosas de la vida. 
Hace unos días fuimos a ver algo que parecía un "falso reportaje" y que empezaba y terminaba diciendo que España era una bruja malvada que hace muchos muchos años (unos quinientos) intentó matar a una preciosa niña llamada Honduras. En lugar de matarla la conquistó, y por eso ahora en Honduras están como están. La verdad es que esto igual estaba metido un poco con calzador, porque la historia iba de un cura americano blanco que se va a un orfanato hondureño a enseñar a las niñas que viven allí a escribir poesía y así salvarlas. El acto estaba organizado por los amigos de la biblioteca del sitio en el que vivo y antes de empezar nos dieron palomitas, galletas Oreo y agua. Estábamos en la "Iglesia Cristiana de la Universidad", pero no en el sótano ni en la sacristía, en la iglesia-iglesia, y es que por lo visto el cura es majete y cede su espacio cuando en el barrio se necesita algo. La cruz estaba tapada por la pantalla. 
El coloquio posterior a la peli fue un poco raro, no me pude resistir y dije que el cura no salvaba a las niñas, que las niñas se salvaban solas. Advertí que era española antes de decir nada, porque a mí lo que más me gusta en el mundo es provocar en las mesas redondas, pero no conseguí nada, nadie entró al trapo. Una que había por allí dijo que ella era pastora de no sé qué iglesia y que ella creía que lo que realmente te salvaba era poder contarlo, y a mí como que me dio pereza y nos fuimos porque teníamos más hambre. 
Este fin de semana hemos visto una cosa de flores, y madre mía qué horror. Que mi familia florista me perdone, pero caí muerta cuando uno que salía le dijo a otro que su jardín era muy sexy. Justo dos minutos antes me había despertado del sueñecito que me eché porque no había manera de focalizar en el tema e igual me pilló desubicada, que también puede ser. O que no soy ni tan cultureta ni de mente tan abierta; era un festival sobre el medio ambiente, pero en realidad eran minutos y minutos de fotos de flores de un tipo holandés, que ha hecho un par de jardines famosos. Íbamos cuatro, nos dormimos tres. Mi Jorge aguantó el tipo porque él nunca se echa la siesta. 
Yo creo que hay un tipo muy concreto de rollo cultureta en este país que es fascinante. Todos tan rectos, mayoría siempre de blancos entrados en años que tienen mucho dinero pero no lo parece, todos tan políticamente correctos, todos tan fantásticos. Te organizan coloquios para que digas lo que todos quieren oír y les parece que eso es libertad de expresión.  A mí me hacen mucha gracia. 
Son asépticos de puertas para fuera, y eso a mí me fascina porque me parece complicadísimo de hacer. No se chillan, no se tocan, no se mandan a la mierda y no se besan en público, ni siquiera un piquito de esos de labio con labio y ya. Mi Jorge cuando vamos por la calle dice que no mete lengua, no vaya a ser que nos detengan por algo. Es todo tan contenido que a veces da grima, sinceramente.