Revista Ilustración

Sólo cuatro letras

Publicado el 20 mayo 2016 por Lasuelta

El amor viene. Y se va.

Te inunda y se retrae.

Te infla y te deshincha.

Te llena y te vacía.

El amor o sus sujetos.

Da miedo atreverse a amar.
Porque sabes que duele.
Porque al final hace daño.
Quema.
Atraviesa el alma y la parte en dos:
Una es tuya la pequeñita, la enana, la necesaria para seguir adelante.
La otra se la llevaron, se quedó en mute, callada, con miedo, agazapada.

O quizás, tal vez, sea de un solo uso. Una sola vez.
Y esa vez ya pasó por tu vida.
¿Qué hacer cuando el amor de tu vida pasó de largo?
Y como un tsunami arrasaron tu credibilidad y llenaron tu alma de escepticismo, de incredulidad, de frialdad.
Miras la vida con distancia, con prudencia.
Mejor pasar de puntillas.
Mejor no bajar otra vez al ruedo.
¿Para qué? te dices.
Ahora estoy bien. Bien. Simplemente.
Es tanto. Remanso de paz.
Después del dolor, del sufrimiento, del quebranto, del amor.
Ahora esto. La nada. Silencio. Ausencia de dolor.

Pobre alma desafortunada que no encontró en los brazos del amor la dicha sino el desasosiego y no identifica la dicha en esas complicadas cuatro letras tan popularmente entrelazadas, tan sobadas, tan incorrectamente empleadas.

Amar es un verbo complejo, profundo, valiente y muy selectivo.

Verbo que conjugan los necios, los ignorantes; con el que se disfrazan los cobardes, con el que sueñan los ilusos. Verbo que les encanta a los sin sentido.

Amar es un verbo que solo entienden los luchadores. Los gladiadores emocionales.

Amar es tu verbo y tú eres el sujeto.
Sólo descúbreme tú el complemento directo que te merezca.

Tú me inspiras.

La Suelta.


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