Revista Talentos
Siempre había sido maltratada por ella, pero no quiso negarle aquel último deseo de que sus cenizas reposaran en el castillo del que fue ama y señora. Por eso, Blancanieves sonreía satisfecha arrojando al río la lata vacía de gasolina mientras oía a su madrastra gritar atrapada entre las llamas.