Revista Talentos

Sueños en Arroyo al 100

Publicado el 30 junio 2015 por Pablo Ferreiro @pablinferreiro
Sueños en Arroyo al 100Eloisa era morocha, andaba siempre y cuando digo siempre es siempre, en ropa interior, su libido a punto de explotar, cuando digo a punto es que jamás terminaba de explotar porque Marcos, el muchacho que la soñaba tenía un problema, no podía concretar con Eloisa en sus sueños. Ella se había entregado en casi todos los lugares que él imaginaba, aún en algunos donde su madre estaba muy cerca. Por eso Eloisa estaba siempre un poco infeliz, además de sufrir mucho el invierno por su escasa ropa.
En el 4to B, Cacho, padre de Lola, andaba siempre cansado, las palizas crónicas que daba a su hija lo atormentaban. Aunque todo esté saliendo de una manera maravillosa para Lola, él aparecía cinto en mano para reprimir a su pequeña. En algún momento disfruto de su fama de violento entre los miembros del inconsciente del edificio de Arroyo al 100, fama que se desmoronó cuando sus compañeros de cuarto contaban que lloraba bastante y hasta que en algún momento, confidente, había dicho que jamás le había querido poner una mano encima a la piba.
Para que el panorama sea un poco más completo contaré que en el edificio además conviven varios jugadores de fútbol, envidiosos de nunca ser el que mete el gol al final del partido, pilotos de avión que se estrellaban siempre, algunos atropellados, bebés que no vieron la luz y telemarketers  vilipendiados entre otros espectros errantes. La convivencia de ultratumba de los sueños era un tanto caótica hasta la llegada de un psicólogo, habitante del 1ro A que soñaba con sí mismo y vino a traer un poco de paz entre todos. De esta paz quedaban claro exceptuadas las mascotas y los monstruos que soñaban los niños, estos engendros compartían un guetto que mantenía a salvaguarda a los humanos. Salvaguarda que se vió comprometida ante la huida del gueto de un ñandú violento que por unas cuantas noches dejó nocaut a un marinero inglés, privando a una vieja extranjera de sus fantasías.
Cacho y Eloisa tuvieron su primer encuentro en el ascensor, al mismo tiempo en que Lola y Marcos quedaban encerrados durante algunas horas por un corte de luz  oportuno.
-¿Vos crees que van a dormir?
-No creo pero una nunca sabe
-Vos sos la del pibe que nunca concreta. Digo, ya que estamos y ellos no se van a dormir, podrìamos, ya sabes.
-Creo que està prohibido eso, se le puede joder la cabeza al mio y a la tuya. Ademàs no me gusta que me peguen
-Con razòn no concreta, vos sos una histerica.
El ascensor se destrabò, Lola y Marcos intercambiaron celulares, los espectros se ignoraron.
El siguiente encuentro entre los soñadores se diò una noche calurosa, de esas que dan insomnio. Los soñadores se escribieron mensajes, David apurò una botella de ron de un viaje a Cuba con otro amor, Lola se puso uno de esos vestidos que sòlo le quedan bien a las mujeres hermosas como ella. Luego de las presentaciones pertinentes, las coincidencias, la gente en comùn y los halagos entre ellos,David ensayò una estrategia. Mientras mientras los espectros aprovechaban la espera, uno fumaba y la otra pintaba sus uñas.
-¿Cómo escapamos de la tristeza si nos sigue hasta en los sueños?
-¿Me estàs proponiendo no dormir?
-En el corto plazo puede ser, pero tal vez la soluciòn sea màs compleja: Enamorarnos.
-Sin intenciòn de cortar el momento, ya me enamorè una vez y no cambiò nada.
-Yo fui a un brujo que me dijo que mi problema era una angustia muy fuerte, muy profunda.
-El psicólogo..
Ambos se besaron entre risas, mezclaron su saliva y sus sueños. Cacho y Eloisa compartirìan una cama porque como bien se sabe cuando uno comparte el corazòn comparte los sueños, los del chalecito con dos nenes y los que dan miedo, los que atacan màs fuerte cuando estamos solos.
Eloisa y Cacho fueron reemplazados temporariamente por sueños placidos en los que Lola y David  hacìan el amor, se tomaban de la mano, el inconsciente los había barrido hasta el momento que entran los sueños que no nos acordamos, a eso de las 3 o 4 de la mañana. El amor los había relegado a un papel secundario.
David y Lola fueron edificando su amor como se edifica siempre: queriendo hacerlo, dejando pasar las mañas del otro, aceptando, a los 30 años estaban un poco cansados de intentar que las cosas funcione. Decidieron evitar buscar el príncipe azul, evitar ridiculizarse siendo unos solterones de 50 que siguen buscando ese amor indicado.
Aunque habían renegado toda su vida de su función de amante insatisfecha, Eloisa y de padre golpeador, Cacho, creían peor su situación de sueños olvidados. Esos sueños ni siquiera tenían residencia en los mismos lugares que los soñadores, vivían en una gran sala de espera de sueños y trabajaban sólo cuando el sueño principal era muy corto o iba dividido en dos partes.
Superando sus rencillas iniciales comenzaron a trabajar juntos. Rompiendo las reglas dogmáticas de los sueños. Hicieron una estratagema para colarse en el inconsciente de Lola, buscando revelarle tantos secretos de David, que su sola presencia le diera rechazo. Bien sabido es que quienes toman todas las decisiones en cuanto a la continuidad de una pareja son las mujeres y que en las parejas se toleran una cierta cantidad de secretos que deben ser dosificados de manera exacta, es decir: a los seis meses de salir no queremos enterarnos de algùn tratamiento de belleza vergonzante o una protuberancia congénita, a los 5 años tal vez lo toleramos.,
Ambos se colaron en la mente de Lola una nochecita de frìo, la primera revelaciòn fue la Eloisa seduciendo a David, acto seguido se diò paso a David casàndose con su madre, luego delataron sobre los habitos masturbatorios del muchacho y finalmente vino la tunda acostumbrada de Cacho. Durante varios dìas realizaron este trabajo sobre Lola, hasta que ella decidiò despedirse de David sin dar muchas explicaciones.
Eloisa y Cacho creyeron poder volver a sus rutinas, dejar de ser sueños de relleno. Pero todo se sabe y màs temprano que tarde los sueños fueron relevados de su trabajo, con la quita de su matrìcula habilitante y así mismo  expulsados del gremio por  “interferencia directa en la vida de un soñador, incisos A, B, C del artículo 5 del reglamento de sueños. Despojados, en la calle y sin tareas que cumplir, cada tanto se metìan en sueños de linyeras y sin techo, para quienes ya los sueños no tienen importancia.Nadie sabe quien delatò a los infractores, tal vez y sòlo tal vez la falla haya sido la falta de Eloisa en los sueños de David, en especial una noche en la que el muchacho necesitaba cierta inspiraciòn por una falta de sexo provocada por la regla de Lola.
Lola y David vivieron separados de ahì en màs, aunque sus sueños se volvieron màs esperanzadores por indemnizaciòn de el ente regulador de sueños, esto hasta el dìa de la fecha no sabemos si es bueno o no, algunos preferimos no tener esperanza. Concluye asì la primer historia comprobada sobre sueños que arruinan la vida real de los soñadores, espero que luego de este paso adelante, muchos màs se atrevan a contar sin vergüenza que sus sueños les impidieron ser felices, y que a partir de esta denuncia alguien haga algo.

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