Tantas culpas
Tantas culpas caen desde los tejados hambrientos de verdadesque un Mediterráneo, curva su vientre y su frente,
y la rosa de los vientos pierde sus pétalos descalzos.
Sabe del mar la niebla,
los códices encriptados de un hombre que desfallece
ante su propia misión inacabada, sobre la simiente
que es arruga permanente de la memoria que estalla,
nunca a salvo de cualquier peligro.
Un litigio que se hace eterno, una conciencia dolida,
un suspiro tras otro, un golpe tras otro.
Nada de nada.
Carlos Gargallo (c)