“Responde, tonto” dices y te ries mientras cualquiera que nos vea en esta postura de equilibrio inestable, con nuestras caras casi pegadas y electrizantes de la pasión, pensará que nos hemos vuelto locos.
“¡Qué me beses, qué me beses!” exclamo con mi último aliento, no he ni terminado la frase y ya me estas besando, y mientras nuestros cuerpos se anudan, como un tronco de árbol recio.
Noto la frescura de tu beso, y como me confundo contigo en un solo latido, cuerpo y pasión, mientras a nuestro lado la gente aplaude excitados. Nadie se besa con tanto pasión mientras espera en la cola de la pescadería, tanto amor que hasta un besugo y dos merluzas han llorado de emoción.