Revista Talentos

Tener y no Tener

Publicado el 08 enero 2015 por Pablo Ferreiro @pablinferreiro

Tener y no Tener Tener y no Tener


Claudia miraba las margaritas, no sabía que nombre tenían, sabía que no eran girasoles. ¿Necesitamos saber el nombre de algo para saber que es bello?  No iremos hacia apreciaciones semióticas que entretienen a los habladores de café.
-Cortá una si te gusta.
Claudia se negó con un movimiento delicado, tenía que llegar el hombre para destruir algo que no se renueva, cada pétalo es único. Luciano la besó suave en la mollera y apretujó su cuerpo entre brazos lampiños. Un pibe con los ojos perdidos de Claudia se acerca al balcòn, ya se aburrió de ver televisiòn, quiere ir a su casa.Su madre le pone una campera que no pega con sus pantalones cortos, mientras el nene va al baño Luciano y Claudia se dan un beso profundo.

La morocha pasa por el vivero y se entera que se llaman margaritas, lleva una a su casa. Daniel ignora el centro de mesa cuando llega del trabajo, es muy atento con el desdén de algunos detalles. Claudia lo espera con el mate y hablan de cine, él está obsesionado con "Sueños de un seductor", admira a Humphrey Bogart, se viste parecido y copia algunas mañas, su forma de hablar es insoportable. El pibe no le da bola, cosas de la edad. Ella lo ama, aman distinto, todos tenemos una forma de amar, a veces las acoplamos y aguantamos, a veces llegamos a matar al que no nos entiende.


Daniel conoce bastante a Luciano, fueron juntos al secundario, se sentaban lejos pero se respetaban,cuando se cruzaban en la calle, como estás, tus cosas, la familia, el laburo. Algún asado, algún encuentro que no se corte. En ese encuentro, donde las anécdotas aumentadas y las amistades olvidadas justamente se mezclaban en el patetismo, Luciano conoció a Claudia. La única que no fue descubierta en la cena adolescente tardía fue Erica, rubia paciencia sobre ojos saltones quien adujo con buen tino que no tenìa un carajo de ganas de ir. 
Erica se casó apenas pudo con Luciano, la salvación, pibe bien, empresa de papá. No resigno su vida sino que tomó al flaco como punto de partida. Estudió algo en la UCA, dejó de arrastrar las letras para hablar y de a poco con su éxito profesional fue dejando el vacío que Luciano suplió con Claudia.
La relación entre Claudia y Luciano empezó siendo sexo inexplicable luego del supermercado, después fue mate, después pernocte hasta llegar a pibe jugando en casa. Daniel jamás sospechó que su mujer no estaba en su casa por las tardes, las mañanas o las borracheras, para él como para Bogart la mujer siempre estaba en casa, impávida, soluble, salvaje cuando conviene.
Atención adolescentes, las películas y los relatos, por lo general  no explican como se pasa del beso o la insinuación tímida al orgasmo dicho con todas las letras, yo también fui adolescente, sé que se siente no saber como se llega, piensen que tal vez es algo un  poco mágico que no tiene un protocolo ni algo especial, si lo tiene yo no lo encontré ni lo sé poner en palabras, aunque no me rindo.
Creo que Claudia encontró en Luciano un pasatiempo al cigarrillo, el sedante y el marsala. Venía a suplir su inutilidad, creada por un hombre que todo lo puede y un niño que no quiere siquiera atención. En lo que a mi rol de relator omnisciente me permite contar el sexo entre estos infieles no era tan genial, mas bien normalito. Creo que todo se fundaba en una compañía discreta mientras cada uno pensaba que hacer con su vida.
Para que una infidelidad sea historia, hay un conflicto, andar con otra mina que no es la tuya o viceversa, no es suficiente para un mundo que supo de asesinatos, genocidios, robos planeados a la perfección y Hugh Grant. Y así es como Claudia conoce a Erica, bueno la realidad es que la conoce en una sala de espera llena de revistas de reyes y plebeyos, silencio y olor a tiempo quieto. La demora une a las personas, hartas de esperar por un tratamiento de conducto que se complicó.
Claudia sentía admiraciòn por Erica o tal vez envidia por tener la posibilidad de elegir. Erica envidiaba a Claudia, por ser libre. Ambas, en sus encuentros diurnos semanales, regados por café y masitas, hablaban de sus parejas. Claudia contaba sobre su marido atento, su familia feliz, su casa. Erica de su marido atareado, viril, ensimismado. Ambas mentían, ambas eran infieles en potencia.
Las dos eran reticentes en  incluir a la familia como sello de una amistad, pero la necesidad de blanqueo estaba en el aire. Si seguían evitándolo podrían pensar que alguna mentiría. Arreglaron, casi sin querer para otro jueves en un restaurante que abrieron en la esquina de ese lugar que vende unas telas increíbles, ahí por el centro.
Ese otro jueves, Daniel no podía asistir por motivos poco claros hasta para mí, simplemente porque no fueron dados.Humphrey Bogart no daría motivos.  Finalmente asistieron el pibe y Claudia, del otro lado Erica y Luciano. Claudia, tal como hizo Emma Bovary, llevó la cena adelante, pero sin embargo Luciano no pudo controlar una traspiraciòn que hizo imposible disfrutar la comida, que era bastante buena. Erica estaba encantada con el niño quien se mostraba cercano a su esposo. La rubia aprovechaba para enviar las indirectas necesarias para que entendiera que ella quería un bebe aunque en realidad no lo quisiera.
El reencuentro de los amantes no pudo ser más duro, él reprochaba a  Claudia con que se podía manchar su buen nombre, mientras degustaban un helado, que efectivamente ensució a Claudia. Cuando llegò el silencio que en una pareja no se sabe si es paz , el olor a whisky barato impregno el aire. Era Daniel, con su sombrero de costado y un habano.
-Sabía que tenìa que desconfiar de tí. 
-Daniel, yo no quería.
- No ruegues, sigue siendo un hombre.
Daniel se alejó, cada vez más metido en personaje. Todo siguió igual entre èl , Claudia y el pibe. Daniel disimulaba bien el enojo tras su mascara en blanco y negro.   Erica dejó a Luciano, cuando se enteró que él tenía una aventura con Claudia, aunque siguió siendo su amiga. Buscando tal vez, creo yo, el mejor momento para revelar su venganza puesta desconocida  en marcha hace mucho tiempo. Venganza regada en whisky, cigarrillos negros y donde ella repite hasta el hartazgo "Siempre tendremos Parìs" antes de tener sexo. 

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