Todo Murakami

Bueno, no todo. Pero si no fuera por el comentario de Pedro Moreno sobre Murakami, en particular de , hubiéramos llegado mucho más tarde a saber del autor japonés que se negó a estudiar leyes, como quería el padre, y que para matar el tiempo se leía a los grandes autores de lengua inglesa en la biblioteca de la facultad. A unos días de su cumpleaños, Pedro ya no está con Fernanda Familiar, "por motivos de un viaje", imagino que es piloto o empresario, un verdadero sibarita que sabe contar y compartir sus placeres, ¡un hombre de mundo!, en el sentido más honroso del término.
Y es que a El Platanito (amarillo por fuera y blanco por dentro) no siempre le ayuda ser un autor de best-sellers: hay quien opina que está muy sobrevalorado. ¡Por algo no le han dado el Premio Nobel de Literatura tampoco este año!. Yo siento que su obra, aunque pareja, es muy original: su mundo novelesco se repite en varias de sus obras, digamos 1Q84 desarrolla a fondo el pueblo de los gatos que se acerca al joven Watanabe de Tokio Blues, cuando éste se ha ido de la residencia estudiantil de la Escuela Militar de Nakano a rentar una casita, y que cuando limpia el descuidado jardín se le acercan tanto los felinos habitaban el predio abandonado que termina por adoptar a la pequeña gatita blanca, a la que llama Gaviota.
Hoy, en medio del Buen Fin 2014, es la venta nocturna de Librería El Sótano. Me he comprado Baila, baila, baila: "En marzo de 1983, el joven protagonista de esta novela siente la necesidad de viajar a Sapporo para volver a alojarse en el Hotel Delfin, donde años atrás pasó una semana con una misteriosa mujer", dice la contraportada. ¿No es esta una nostalgia común, recordar a la mujer amada?. Amada y perdida, es decir, idealizada. Yo mismo fui una vez a preguntar por la renta de un departamento en el Edificio Marilupe, buscando más que revivir un recuerdo, vivir en el departamento que había habitado La flor de La Tinaja, a quien no he vuelto a ver pese a que vivimos en la misma ciudad desde 1989.